En pleno corazón del casco antiguo, un espacio culinario ha surgido para ofrecer una experiencia única que combina los sabores tradicionales de Nápoles con los aromas de Sevilla. Este establecimiento, liderado por un chef con raíces italianas pero formado en diversas culturas, propone una carta donde las recetas clásicas se reinterpretan utilizando productos locales. La cocina abierta invita a los comensales a disfrutar de una fusión creativa que va desde la pizza hasta los postres, pasando por platos principales que honran tanto al Mediterráneo como al Guadalquivir.
El lugar es obra de Fernando Cativelli, un cocinero nacido en Milán pero criado entre dos continentes. Su trayectoria de seis años en la ciudad andaluza culmina con este proyecto que rinde homenaje a sus orígenes culinarios. El nombre elegido no es casualidad: "la nonna" evoca la figura de su abuela, quien le transmitió el amor por la gastronomía italiana. Esta conexión personal se refleja en cada plato servido, donde se puede apreciar cómo los ingredientes autóctonos de Andalucía se integran perfectamente en preparaciones típicamente italianas.
Uno de los aspectos más destacados de esta propuesta es la fusión constante entre ambas culturas. Desde el nombre del local, Sevirol, que hace referencia a una bebida típica sevillana inspirada en el spritz italiano, hasta los platos elaborados con productos regionales como el tomate de Los Palacios o el cerdo ibérico. Las especialidades incluyen pastas frescas y pizzas que van desde lo tradicional hasta lo innovador, siempre manteniendo un equilibrio entre lo auténtico y lo contemporáneo. Además, se ofrece una variedad de opciones para celíacos y otros grupos con necesidades dietéticas especiales.
El menú también destaca por su sección dedicada a los postres bajo el título "La dolce vita". Aquí, los visitantes pueden degustar creaciones que fusionan dulces andaluces con clásicos italianos, creando combinaciones sorprendentes que deleitan el paladar. El ambiente del restaurante, distribuido en dos espacios conectados, permite tanto una visita rápida en la barra como una cena más relajada en el salón principal. Ubicado en una calle histórica, este nuevo punto de encuentro promete convertirse en un referente gastronómico para locales y turistas por igual.
Este espacio culinario representa mucho más que una simple apertura de restaurante; es un puente cultural que une dos tradiciones gastronómicas a través de la visión de un chef que ha sabido combinar lo mejor de ambos mundos. Con su ubicación privilegiada y su propuesta innovadora, se perfila como un destino imperdible para aquellos que buscan una experiencia gastronómica única en la ciudad.