Luis de la Fuente, el estratega que llevó a la selección española a la gloria en la Eurocopa de 2024, ofrece una perspectiva íntima de su liderazgo y sus aspiraciones futuras. Su enfoque se centra en forjar una escuadra unida y resiliente, donde la cohesión y la inteligencia táctica son pilares fundamentales. A medida que la Eurocopa concluye y la mirada se posa en el Mundial de 2026, el seleccionador español subraya la importancia de la convicción en sus jugadores, incluso en momentos de máxima presión, y su confianza en el camino recorrido más allá de los resultados inmediatos. La entrevista revela la personalidad de un entrenador que abraza los desafíos con una mentalidad positiva y una fe inquebrantable en el potencial de su equipo.
Desde su ascenso como seleccionador, Luis de la Fuente ha transformado la dinámica del equipo nacional, infundiendo un espíritu de unidad y ambición. Consciente de la pasión futbolística en España, bromea sobre la multitud de “seleccionadores” en el país, pero destaca con orgullo el creciente número de jugadores dispuestos a sumarse al esfuerzo colectivo. Su filosofía va más allá del banquillo; el fútbol, para él, no es una carga, sino una fuente de disfrute y relajación. Esta perspectiva le permite desconectar y recargar energías, incluso durante el verano, planificando ya la clasificación para el próximo Mundial que se celebrará en México, Estados Unidos y Canadá.
De la Fuente, oriundo de La Rioja, se enorgullece de sus raíces, las cuales, según él, le han inculcado un carácter fuerte y una gran determinación. En la conformación de un equipo exitoso, enfatiza la importancia de la sinergia entre los jugadores, buscando individuos con propósitos y visiones similares, además de una calidad humana excepcional. Su método de liderazgo se basa en la comunicación y la inteligencia: explica las razones detrás de sus decisiones, asegurando que los futbolistas comprendan y acaten las instrucciones con profesionalidad. No tolera la rebeldía que no se alinee con el espíritu de equipo y compañerismo.
Frente a las críticas y los elogios, De la Fuente mantiene una postura equilibrada, consciente de los peligros de ambos extremos. Es un firme defensor de Álvaro Morata, a quien describe como un futbolista excepcional, una gran persona y un capitán ejemplar, cuya generosidad es un activo para el equipo. En cuanto a la ejecución de penaltis, un tema recurrente, el seleccionador apoya firmemente las decisiones de sus jugadores, asumiendo la responsabilidad y la convicción de que, a pesar de los desenlaces, se deben tomar riesgos. Para De la Fuente, las derrotas son parte del deporte y del camino, y prefiere desdramatizar los errores, utilizándolos como oportunidades de aprendizaje y superación.
Finalmente, el seleccionador analiza a jóvenes talentos como Lamine Yamal, a quien califica de “genio” con un potencial legendario, y otros jugadores clave, definiéndolos con atributos como “cohete” (Nico Williams), “profesionalidad” (Unai Simón), “carácter” (Cucurella), “brillantez” (Dani Olmo) y “corazón” (Gavi). Como creyente, sus deseos más profundos son salud y trabajo, considerándolos los bienes más preciados. Mirando hacia el Mundial, De la Fuente expresa su confianza en la nueva generación de futbolistas, un cuerpo técnico comprometido y el apoyo incondicional de todo el país, prometiendo que lucharán con todas sus fuerzas por alcanzar el codiciado título.