La participación de Israel en el Festival de Eurovisión ha sido un tema altamente controvertido, especialmente tras los eventos relacionados con la guerra en Gaza. Aunque las tensiones parecen haberse calmado ligeramente para Eurovisión 2025 en Basilea, la Televisión Española (RTVE) ha dado un paso significativo al solicitar formalmente a la Unión Europea de Radiodifusión (UER) que se abra un debate sobre la inclusión del país en el certamen musical. Este cambio de postura refleja una evolución importante en la política de RTVE hacia cuestiones sensibles.
El conflicto entre Israel y Palestina ha generado reacciones mixtas dentro del ámbito de Eurovisión. En ediciones anteriores, como en 2024, las protestas alcanzaron niveles críticos cuando la delegación israelí participó en Malmö, Suecia. Estas manifestaciones no solo afectaron a los asistentes, sino también a otros países europeos que observaban cómo la situación política influía directamente en un evento cultural aparentemente neutral.
A pesar de su ubicación geográfica fuera del continente europeo, Israel ha sido miembro activo del festival desde 1973 gracias a su pertenencia a la UER. Durante estos años, ha logrado destacarse con cuatro victorias notables: en 1978, 1979, 1998 y 2018. Sin embargo, su participación no está exenta de controversias, particularmente debido a la inclinación de algunas canciones hacia mensajes políticos prohibidos por las reglas del certamen.
En este contexto, RTVE ha decidido romper su silencio histórico sobre el tema. Bajo la presidencia de José Pablo López, la corporación pública ha enviado una carta al director general de la UER, Noel Curran, proponiendo un espacio de discusión sobre la conveniencia de mantener a KAN, la televisión pública israelí, dentro del festival. Esta acción marca un giro significativo respecto a la anterior postura de evitar cualquier tipo de polémica.
Este movimiento puede interpretarse como un intento de equilibrar intereses culturales y sociales. Al abrir el diálogo, RTVE busca promover una reflexión colectiva sin comprometer completamente su relación con la UER. Aunque algunos sectores podrían considerar esta medida insuficiente, representa un avance considerable en comparación con posiciones anteriores más cautelosas.
Con estas iniciativas, Eurovisión 2025 podría convertirse en un punto de inflexión para analizar la naturaleza del festival y su capacidad para adaptarse a realidades cambiantes. La decisión final sobre la participación de Israel dependerá de las conclusiones del debate propuesto por RTVE, pero ya se percibe un cambio en el tono y la actitud de ciertos actores clave en torno al evento.