En la vigésima segunda jornada de la feria de Las Ventas, los toreros ESAÚ FERNÁNDEZ, GÓMEZ DEL PILAR y MIGUEL DE PABLO enfrentaron una complicada corrida de toros procedente de la ganadería de José Escolar. Los tres últimos ejemplares destacaron por su imponente porte y bravura, siendo especialmente notables el cuarto, quinto y sexto toros. Gómez del Pilar logró destacarse con un desempeño heroico ante un público exigente en Madrid, conquistando una oreja tras una faena llena de valentía y técnica frente al quinto toro. Por su parte, Esaú Fernández mostró habilidad con el cuarto toro, aunque no pudo obtener premio debido a problemas técnicos en el momento del descabello. Miguel de Pablo tuvo una actuación ardua contra dos oponentes extremadamente duros.
En una tarde memorable en Las Ventas, el día 3 de junio de 2024, bajo un cielo que parecía reflejar la seriedad del evento, los aficionados al toreo presenciaron una corrida cargada de emociones encontradas. El cuarto toro, con su elegante apariencia y notable bravura, permitió a Esaú Fernández mostrar sus habilidades con destreza, ejecutando tandas admirables tanto por la mano derecha como izquierda. Sin embargo, las dificultades surgieron al momento de matar, lo que truncó cualquier posibilidad de recibir premio.
El verdadero triunfo llegó con Gómez del Pilar enfrentándose al quinto toro, un animal formidable conocido como "Calentito". Este ejemplar combinaba una majestuosa estampa con una actitud retadora. A pesar de las adversidades impuestas por el viento cortante y la resistencia inicial del toro, Gómez del Pilar empleó toda su experiencia para llevar a cabo una faena memorable. Su manejo seguro de la muleta, junto con una determinación inflexible, cautivó al público, quien recompensó su esfuerzo con una oreja tras una estocada profunda.
Miguel de Pablo enfrentó dos desafíos particularmente brutales. Su lucha fue incansable, pero las características agresivas de los toros le impidieron brillar como deseaba. En una pelea épica contra el último marrajo, cuyo temperamento manso contrastaba con su aspecto feroz, Miguel sufrió una voltereta antes de retirarse dignamente del ruedo.
Esta corrida sirve como un recordatorio poderoso de la delicada línea que separa la belleza artística del toreo de su inherente peligrosidad. Gómez del Pilar demostró que incluso ante las mayores dificultades, la dedicación y el coraje pueden llevar a un triunfo justo. Para quienes observamos desde las gradas, queda claro que cada gesto en el ruedo cuenta; cada decisión puede cambiar el rumbo de la lidia. Este espectáculo nos invita a reflexionar sobre el valor que estos profesionales asumen cada vez que entran en la arena, enfrentándose no solo a bestias fieras, sino también a ellos mismos en busca de perfección.