En un día memorable para los aficionados al toreo, la Feria de San Blas 2025 en Valdemorillo ha dejado huella con una tarde llena de emoción y destreza. El jurado de los Premios Taurinos reconoció las actuaciones sobresalientes durante el evento celebrado en la plaza de La Candelaria. Emilio de Justo, un matador originario de Extremadura, fue galardonado por su impresionante faena al quinto toro del festejo, cortando dos orejas y siendo proclamado triunfador del ciclo. Además, se destacaron otros elementos clave como el premio al mejor novillero y el reconocimiento al toro más bravo.
En la dorada tarde del sábado 9 de febrero, bajo un cielo despejado, la plaza de La Candelaria en Valdemorillo se llenó de expectación. El matador extremeño Emilio de Justo protagonizó uno de los momentos cumbre de la feria al enfrentarse al quinto toro de Garcigrande, demostrando una maestría que no pasó desapercibida para el jurado. Su actuación le valió no solo dos orejas sino también el título de triunfador del ciclo 2025, en reconocimiento a su constancia y calidad durante toda la tarde.
Otro momento destacado fue el premio al toro más bravo, otorgado a Vichanero de Carmen Lorenzo, quien lidió en segundo lugar bajo la batuta del francés Sebastián Castella. El público lo ovacionó con una vuelta al ruedo tras ser arrastrado. Por su parte, el joven novillero Javier Zulueta dejó una profunda impresión desde el inicio de la feria, lo que le valió el reconocimiento como mejor novillero.
El jurado estuvo compuesto por representantes de medios de comunicación, aficionados y autoridades locales, incluyendo Rosario Pérez de ABC, Sixto Naranjo de COPE, Daniel Martín-Escanciano de Intereconomía, Gonzalo Bienvenida de Aplausos, el aficionado Domingo Delgado de la Cámara, la empresa organizadora y el alcalde Santiago Villena en nombre del gobierno municipal.
Desde la perspectiva de un periodista, este evento es un testimonio de la riqueza cultural y artística que aún hoy preserva la tauromaquia. La entrega de estos premios no solo honra a los participantes sino que también celebra la tradición y el arte de un espectáculo que sigue cautivando a generaciones. Es un recordatorio de que, pese a los tiempos cambiantes, hay valores y expresiones que perduran y merecen ser valoradas.