En una tarde llena de emoción y destreza, el toreo fue testigo de dos actuaciones destacadas que dejaron huella en el público. Román Collado demostró su valentía frente a una corrida exigente de Fuente Ymbro, mientras que Diego San Román confirmaba su alternativa con un desempeño lleno de temple y coraje. Ambos toreeros mostraron una entrega admirable ante toros complicados, destacando especialmente por su técnica y generosidad hacia los animales. Aunque algunos ejemplares presentaron dificultades, otros ofrecieron momentos brillantes que iluminaron la jornada.
Román Collado se enfrentó a un quinto toro que puso a prueba sus habilidades. Con una actitud arriesgada, expuso su vida con gran nobleza, logrando incluso hacer lucir mejor al animal. Su manejo de las distancias fue impresionante, ya que supo controlar cada movimiento del toro, incluso cuando este soltaba la cabeza o perdía inercia. La movilidad del ejemplar añadió espectacularidad a la faena, destacándose por su dinamismo y capacidad para transmitir emociones. Además, Collado logró mantener una limpieza impecable en sus pases, tanto con la derecha como con la izquierda, antes de resolver con un pinchazo y una estocada certera que merecieron una oreja.
Otro momento memorable llegó con Diego San Román, quien confirmó su alternativa con un sexto toro difícil pero valiente. Este mexicano, conocido por su estilo directo y sin aspavientos, mostró un valor sereno y calculado. Cada embestida del toro desprendía una verdad pura y vibrante, reflejando el compromiso del joven diestro. Pese a las características agresivas del animal, San Román mantuvo una postura firme, exhibiendo una técnica depurada y una conexión especial con el público. Su labor culminó con una muerte ajustada, aunque el premio otorgado no pareció compensar completamente su esfuerzo.
La corrida de Fuente Ymbro presentó ejemplares variados en cuanto a calidad y comportamiento. Algunos, como el destacado toro de Miguel Ángel Perera, combinaron seriedad y categoría, produciendo momentos de gran belleza taurina. Sin embargo, otros carecieron del empuje necesario para proporcionar oportunidades claras de lucimiento. En este contexto, Curro Díaz también tuvo su oportunidad, aunque su intervención quedó marcada por la falta de colaboración de sus oponentes.
La jornada cerró con una sensación mixta, pero el brillo de Román Collado y Diego San Román rescató la tarde. Ambos toreadores dejaron claro que el arte del toreo sigue vivo gracias a su dedicación y entrega. El público aplaudió con entusiasmo estas actuaciones que honran la tradición centenaria de esta fiesta nacional.