Durante su comparecencia en La Haya, el entonces presidente estadounidense, Donald Trump, reafirmó con firmeza la \"destrucción\" del programa nuclear iraní tras los recientes ataques. Esta declaración se mantuvo a pesar de que informes de inteligencia del Departamento de Defensa de Estados Unidos (DIA) sugerían que los daños causados podrían haber sido menos severos de lo inicialmente percibido. En la cumbre de la OTAN, acompañado por el secretario general Mark Rutte, Trump desestimó las dudas, insistiendo: \"Fue muy grave, fue una destrucción\".
\nLas afirmaciones de Trump fueron secundadas por su secretario de Defensa, Pete Hegseth, quien calificó los daños como \"de moderados a graves\", inclinándose por la gravedad y la eliminación efectiva de las capacidades. El secretario de Estado, Marco Rubio, añadió dramatismo al señalar que la planta de conversión era \"irreconocible\" en los mapas. Sin embargo, el informe de la DIA detallaba que, aunque las estructuras superficiales sufrieron impactos, gran parte de las centrifugadoras subterráneas permanecían intactas, lo que permitiría a Irán reanudar sus actividades en pocos meses. El informe también sugirió que Teherán había movido material nuclear antes de los ataques. Trump, calificando el informe de \"totalmente erróneo\", no dudó en advertir sobre futuros bombardeos si Irán persistía con su programa nuclear.
\nParalelamente a las declaraciones de Washington, el parlamento iraní votó abrumadoramente a favor de suspender la colaboración con la Agencia Internacional de Energía Atómica (OIEA). Esta decisión, respaldada por 221 votos a favor y una abstención, reflejó una postura unánime de desafío tras los recientes conflictos con Israel y los ataques estadounidenses. El portavoz parlamentario, Mohammed Bagher Qalibaf, subrayó que Irán continuaría el enriquecimiento de uranio para fines \"civiles\". Aunque simbólica, esta acción parlamentaria deberá ser ratificada por el Consejo Supremo de Seguridad Nacional.
\nLa decisión de Teherán de limitar la cooperación con la OIEA se enmarca en un contexto de creciente tensión. Anteriormente, el parlamento iraní había aprobado medidas como el cierre del estrecho de Ormuz, una vía marítima vital para el comercio global de petróleo. La OIEA, por su parte, había expresado su deseo de acceder a las instalaciones bombardeadas para evaluar los daños y verificar el inventario de material nuclear. Este delicado panorama subraya la fragilidad de la paz en la región y la complejidad de las negociaciones en torno al programa nuclear iraní.