En pleno corazón de Buenos Aires, en el cruce de Corrientes y Dorrego, se encuentra un establecimiento que ha sabido mantenerse fiel a sus raíces desde su apertura en 1947. Santa María, una pizzería sin pretensiones ni estrategias digitales, sigue siendo un referente gastronómico para quienes valoran la autenticidad del sabor tradicional. A través de recetas simples pero efectivas, este lugar combina una experiencia culinaria memorable con una decoración retro que transporta al visitante a épocas pasadas.

Desde su inauguración hace más de setenta años, cuando los barrios porteños aún conservaban cierta tranquilidad, Santa María ha sido testigo de cambios urbanos significativos. Sin embargo, nunca abandonó su esencia ni modificó las técnicas que definen su propuesta. La fugazzeta rellena, especialmente la versión con jamón y cebolla caramelizada, es una de las joyas de su carta. Este plato, junto con otros clásicos como la pizza napolitana o la mussarela generosa en ingredientes, constituye una oferta irresistible para los amantes de la buena mesa.

Más allá de las pizzas, Santa María destaca por sus postres tradicionales. Entre ellos, el Palo de Jacob, la sopa inglesa y el imperial ruso ocupan un lugar destacado en las vitrinas del local. Estos dulces, elaborados con cuidado y precisión, evocan recuerdos nostálgicos para muchos comensales. También vale la pena mencionar los alfajores caseros de maicena y el flan mixto, preparaciones que han ganado fama entre los habitués del lugar.

La atención en Santa María es tan sencilla como eficiente, recordando aquellos antiguos bodegones donde lo importante era la calidad del producto y no las formalidades innecesarias. Incluso el café, intenso y bien servido, complementa perfectamente cualquier comida en este icónico establecimiento. Su popularidad no pasa desapercibida, ya que cuenta con más de 11.000 reseñas en Google, obteniendo una sólida calificación de 4.2 estrellas.

Santa María se ubica en Avenida Corrientes 6801, cerca del límite entre los barrios de Chacarita y Colegiales. Abierto todos los días, ofrece a sus clientes una oportunidad única para disfrutar de una experiencia gastronómica cargada de historia y tradición. En un mundo donde todo cambia rápidamente, este lugar sigue siendo un refugio para quienes buscan lo genuino.