Recetas
Un viaje al pasado con el pan artesanal de Panfilo en la Ciudad de México
2025-06-23

En medio del ajetreo moderno de la Ciudad de México, Panfilo se destaca como un espacio que revive las tradiciones culinarias más auténticas. Este lugar combina técnicas ancestrales con ingredientes de alta calidad para ofrecer productos horneados únicos. Fundado en 2014 por Javier Dibildox y Mireya Ruiz, Panfilo nació de una pasión compartida por la gastronomía y el arte del pan. Con dos ubicaciones principales y servicio a domicilio, permite a locales y visitantes disfrutar de opciones dulces y saladas elaboradas con dedicación. Entre sus especialidades figuran orejitas, conchas y panqués variados, todos hechos bajo recetas tradicionales.

El concepto detrás de Panfilo no solo busca satisfacer el paladar, sino también transportar a los comensales a una época en la que cada detalle en la preparación tenía un propósito. Aunque utilizan herramientas modernas, el corazón del proceso sigue siendo profundamente artesanal. Cada pieza es una celebración de la paciencia, la precisión y el amor por lo hecho a mano. La idea surgió cuando Javier, estudiante de ingeniería civil, decidió explorar su interés por la repostería mediante cursos y aprendizaje autodidacta, complementado con el apoyo de expertos y la colaboración de Mireya. Así comenzó esta historia de emprendimiento y sabor.

Las sucursales de Panfilo están estratégicamente ubicadas para servir a diferentes zonas de la ciudad. Una se encuentra en Av. Revolución 117, Colonia Tacubaya, y otra en Calzada de Tlalpan 1779, en San Diego Churubusco. Ambos espacios son puntos de reunión diaria para quienes buscan productos frescos y recién horneados. Desde tempranas horas, los clientes llegan ansiosos por probar los panes calientes que salen del horno. Además, gracias a alianzas con plataformas como Rappi, Uber Eats y DiDi Food, quienes prefieren quedarse en casa también pueden disfrutar de este placer sin salir de su barrio.

Lo que hace especial a Panfilo no es solo su menú, sino también la experiencia que brinda. Las personas que han visitado alguna de sus sedes resaltan la exquisitez de sus sabores y la atención cercana de quienes lo hacen posible. Se ha convertido en un punto obligado tanto para quienes desean recordar cómo sabían los postres de antes como para nuevos comensales que descubren el encanto del pan hecho con alma. En un mundo acelerado, Panfilo invita a detenerse un momento para saborear algo realmente único.

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