Es sorprendente cómo una misma palabra puede significar cosas opuestas. En el cine de Jacques Audiard, esto se ve reflejado en la dualidad del fenómeno. La película es al mismo tiempo lo ordinario que percibimos y lo extraordinario que nos arrebata. Cada escena es un equilibrio perfecto entre lo común y lo excepcional.
Emilia Pérez, del director francés Jacques Audiard, es el último fenómeno del que ha sido capaz el cine. En su doble acepción, ofrece un huracanado festín sensorial que es a la vez desproporcionado y feliz. Esta dualidad es lo que la hace única y atractiva.
Para Jacques Audiard, el cine es una herramienta de identificación. Quiere que la gente se identifique con sus películas y se acerque a su mundo. Su intención siempre ha sido deshacerse del legado y ser auténtico.
En su tercer largometraje, cuando comenzó a recibir financiación extranjera, notó que algo había cambiado. Ahora, está más cerca de su objetivo de comunicarse con el mundo a través del cine.
La última película de Jacques Audiard es una mezcla de diferentes géneros y estilos. Es un musical con la textura del melodrama, el ritmo del thriller y la aversión a las reglas de la comedia disparatada.
Recorre diferentes tonos y estilos, recordando a la exuberancia fútil de los alardes hipnóticos de Busby Berkeley y camuflándose entre la gramática del polar francés. Todo se intenta y nada se evita.
Se cuenta la historia de Rita, una abogada que recibe una oferta extraña. Las tres actrices, Zoe Saldaña, Selena Gomez y Karla Sofía Gascón, son galardonadas en Cannes y aparecen en las listas del Oscar.
Karla Sofía Gascón, española de Alcobendas, es una revelación en la película. Sus actuaciones son descomunal, temible, tierna y turbadora.
Todas las películas musicales de Jacques Audiard son políticas. En su película, ofrece una representación social y hace un comentario político.
Quiere que la comunidad LGTBIQ+ se identifique y encuentre en la cinta una forma genuina de expresión. Confía en que el cine cambie las cosas y transforme el mundo.
Jacques Audiard teme ser fácilmente clasificado. Ha rodado películas en diferentes idiomas y no se limita a un solo estilo.
Entiende el cine como una experiencia física, fluida y orgánica. No se rinde a la mecanización al rodar en su idioma.
En la era de las redes sociales, el director se enfrenta al torrente de odio y opiniones. No le importa lo que los más idiotas le digan.
Para él, lo importante es seguir creando y expresando su visión a través del cine.