Un reciente hallazgo arqueológico en Shandong, China, ha cambiado drásticamente nuestra comprensión del inicio de la construcción de la Gran Muralla. Las ruinas descubiertas sugieren que esta monumental estructura comenzó a ser erigida mucho antes de lo que se creía anteriormente. Este descubrimiento no solo adelanta las fechas de construcción sino que también proporciona valiosos detalles sobre la vida y sociedad de la época antigua.
El estudio detallado de las ruinas encontradas en el pueblo de Guangli ha permitido a los investigadores reevaluar la cronología de este icónico monumento. Estas ruinas datan del fin de la dinastía Zhou hasta el comienzo del Periodo de Primavera y Otoño, situando el origen de la Gran Muralla en un período mucho más temprano. Los expertos han dividido las etapas de construcción en fases tempranas y tardías, con las primeras relacionadas con la dinastía Zhou y las posteriores vinculadas al periodo de los Estados Guerreros.
Este importante hallazgo desplaza la fecha de inicio de la construcción de la Gran Muralla varios siglos atrás. Según Liu Zheng, miembro de la Sociedad China de Antigüedades, este descubrimiento marca un hito significativo en la investigación del monumento más famoso de China. La excavación incluyó la recuperación de artefactos diversos, restos animales y vegetales, ofreciendo una visión completa del entorno y la vida cotidiana durante ese período. Además, se encontraron dos residencias del periodo Zhou, cuya estructura revela características únicas de las viviendas semisubterráneas de esa época.
Las excavaciones también han proporcionado información crucial sobre el propósito estratégico de la Gran Muralla. Se descubrió que cerca de la muralla existía un asentamiento conocido como Pingyin, lo cual sugiere que la estructura no solo servía para defensa, sino también para controlar rutas de transporte cruciales. Esto subraya la importancia de la muralla en términos tanto militares como económicos.
La Gran Muralla Qi, considerada la sección más antigua y extensa, abarca 641 kilómetros y ahora es reconocida como el tramo más antiguo conocido en toda China. Esta nueva evidencia refuerza la idea de que la Gran Muralla fue construida en múltiples fases a lo largo de siglos, adaptándose a las necesidades cambiantes del imperio. Desde su designación como Patrimonio Mundial por la UNESCO en 1987, la Gran Muralla ha sido un símbolo emblemático de la historia y cultura chinas, extendiéndose por más de 20.000 kilómetros y abarcando 15 regiones provinciales. Este hallazgo arqueológico ofrece una nueva perspectiva sobre cómo esta maravilla del mundo evolucionó a lo largo del tiempo, adaptándose a las demandas de cada era.