La Berlinale presentó una película que invita al espectador a explorar nuevas formas de percepción. En este caso, la obra en cuestión es un drama familiar que, a través de una perspectiva inédita, desafía las convenciones del cine y nos lleva a reflexionar sobre nuestra propia humanidad. La protagonista, interpretada por Miriam Garlo, es una mujer sorda, lo que ofrece una visión única y profunda del mundo que nos rodea.

Este filme no se limita a ser una simple historia de amor y responsabilidad; va más allá, profundizando en temas como la protección y el miedo. A través de los ojos de Ángela y Héctor, quienes deciden convertirse en padres, la audiencia se enfrenta a preguntas fundamentales sobre qué significa ser normal en una sociedad que a menudo se resiste a aceptar la diversidad. El director, Eva Libertad, utiliza la mirada como herramienta principal para transmitir emociones y experiencias que trascienden el lenguaje hablado.

El resultado es una obra cinematográfica que invita a experimentar con los sentidos de manera diferente. Los colores vibrantes y la puesta en escena cuidadosamente diseñada crean una experiencia visual rica y emotiva. Este proyecto nació de la colaboración entre la directora y la actriz, quienes previamente trabajaron juntas en un cortometraje sobre la maternidad de una mujer sorda. Ambas destacan la importancia de representar auténticamente la comunidad sorda, subrayando que cada persona sorda tiene su propia forma única de vivir y percibir el mundo.

Al final, Sorda es más que una película; es una invitación a abrirnos a nuevas formas de comprensión y empatía. Nos recuerda que la diversidad enriquece nuestras vidas y que cada individuo aporta una perspectiva valiosa. Esta obra nos insta a abrazar nuestras diferencias y celebrar la belleza inherente en cada una de ellas. Es un llamado a construir una sociedad más inclusiva y compasiva, donde todas las voces, incluso aquellas silenciadas, puedan ser escuchadas.