La Federación Internacional del Automóvil (FIA) ha decidido endurecer las normativas técnicas para garantizar una competencia justa en el mundo de la Fórmula 1. Desde el Gran Premio de China, se aplicarán controles más rigurosos sobre los alerones traseros de los vehículos. La búsqueda de ventajas aerodinámicas ha llevado a algunos equipos a explorar límites que ahora serán restringidos drásticamente. Los inspectores evaluarán un sistema conocido coloquialmente como "mini DRS", que permite mejorar el rendimiento aerodinámico mediante modificaciones temporales en ciertas zonas del circuito.

El objetivo principal de estas medidas es evitar prácticas que alteren injustamente el comportamiento aerodinámico de los monoplazas. En concreto, desde el evento en Shanghái, cualquier variación en la distancia entre el ala principal y el elemento superior no podrá exceder 0,5 milímetros bajo una carga específica, frente a los 2 milímetros permitidos anteriormente. Esta reducción busca eliminar flexiones indebidas en los alerones traseros que proporcionan una menor resistencia al aire incluso fuera de las zonas designadas para el uso del sistema Drag Reduction System (DRS). Este último, introducido en 2011, facilita los adelantamientos al permitir que los conductores ajusten sus coches para reducir arrastre y aumentar velocidad en momentos estratégicos.

El compromiso por mantener altos estándares éticos y competitivos en el automovilismo refleja la importancia de reglas claras en deportes tecnológicamente avanzados. Cada pequeño detalle cuenta en este ámbito, donde diferencias mínimas pueden determinar el éxito o el fracaso. Al regular más estrictamente tanto los alerones traseros como los delanteros, la FIA promueve igualdad entre los participantes y asegura que las victorias dependan únicamente del talento humano y la ingeniería dentro de marcos aceptables. Este enfoque resalta cómo la regulación responsable puede impulsar avances sostenibles en el desarrollo técnico y deportivo.