El gobierno está implementando cambios significativos en la regulación laboral de jóvenes creadores de contenido digital, incluyendo youtubers e influencers. Estas modificaciones, que afectan al Real Decreto 1435/85, buscan proteger a los menores involucrados en actividades artísticas y digitales, asegurando su bienestar y desarrollo integral. La reforma también aborda el uso de inteligencia artificial en el sector cultural, garantizando derechos para los artistas.
La nueva normativa propuesta busca establecer un marco legal claro para regular las actividades laborales de niños y adolescentes en plataformas digitales. Este cambio se enfoca en salvaguardar tanto su salud física como mental, asegurando que puedan continuar con sus estudios sin interrupciones. Además, se introducirán medidas específicas para controlar y limitar las horas de trabajo, así como garantizar la presencia constante de un adulto responsable durante cualquier actividad relacionada con la creación de contenido.
Entre las novedades más destacadas, se encuentra la obligatoriedad de obtener una autorización administrativa antes de permitir que un menor participe en proyectos artísticos o audiovisuales. Esto incluye la realización de videos, grabaciones de programas televisivos, o incluso actuaciones en teatro. También se ha subrayado la importancia de evitar prácticas como los "unboxings" realizados por niños, considerándolas formas de explotación infantil disfrazadas de entretenimiento. Estos contenidos generan ingresos significativos para algunas familias, pero plantean serios riesgos para el bienestar de los menores involucrados.
Las actualizaciones propuestas también incorporan disposiciones sobre el uso de tecnología avanzada en el sector artístico. Con el auge de la inteligencia artificial, se han incluido cláusulas que protegen a los creadores de contenido contra el uso no autorizado de sus obras para entrenar sistemas de IA. Los artistas tendrán derecho a decidir si permiten o no que sus creaciones sean utilizadas en este contexto, garantizando así un mayor control sobre su propiedad intelectual.
Otro aspecto clave es la inclusión de protocolos para prevenir abusos sexuales en entornos artísticos. Se propone hacer obligatoria la figura de un mediador de intimidad en rodajes y ensayos teatrales, encargado de velar por la seguridad y privacidad de todos los participantes. Además, se establecen límites claros en cuanto al tiempo dedicado a la producción de contenido por parte de los menores, evitando situaciones que puedan poner en riesgo su salud o educación. Finalmente, se contempla la posibilidad de que una entidad financiera gestione los ingresos generados por estos jóvenes creadores hasta que alcancen la mayoría de edad, asegurando así un manejo responsable de los recursos obtenidos.