El presidente de Fuji Television, Koichi Minato, anunció su dimisión este lunes debido a un escándalo de abuso sexual que involucra a una figura destacada de la cadena. Este caso ha desencadenado una ola de críticas y reacciones en la industria del entretenimiento japonesa. La revelación de un presunto incidente ocurrido en junio de 2023, donde un antiguo miembro de la banda SMAP habría abusado de una presentadora tras una cena organizada por la empresa, ha llevado a múltiples consecuencias para Fuji TV y sus patrocinadores.
La renuncia de Minato responde a las crecientes presiones sobre la gestión de Fuji Television. El escándalo ha expuesto supuestas prácticas cuestionables dentro de la empresa y ha generado controversia acerca de la responsabilidad institucional. La falta de transparencia inicial en la respuesta de la cadena ha sido ampliamente criticada, lo que ha exacerbado la crisis de confianza pública.
El pasado mes de enero, se revelaron detalles perturbadores sobre un supuesto abuso sexual cometido por Masahiro Nakai, exmiembro de la famosa banda SMAP y figura prominente de Fuji Television. Según informes, Nakai habría abusado de una presentadora de la cadena después de una cena organizada por un empleado de Fuji TV. Aunque Nakai admitió haber llegado a un acuerdo extrajudicial con la víctima, negó cualquier uso de violencia. La cadena inicialmente intentó distanciarse del evento, pero finalmente inició una investigación interna. Las críticas hacia Fuji Television se intensificaron debido a su tardía y limitada comunicación pública sobre el asunto, lo que llevó a la pérdida de importantes contratos de patrocinio con empresas líderes como Toyota, Nissan, 7-Eleven y McDonald's.
El escándalo ha tenido repercusiones significativas más allá de Fuji Television, afectando profundamente a la industria del entretenimiento japonesa. Numerosas empresas han cancelado sus asociaciones con la cadena, reflejando el impacto económico y reputacional del incidente. Además, ha surgido preocupación sobre posibles redes de abuso y prácticas indebidas en el sector.
El caso ha puesto en evidencia problemas sistémicos dentro de la industria del entretenimiento nipona, especialmente en relación con el trato a las mujeres y la cultura corporativa. Informes recientes sugieren que no se trata de un incidente aislado, sino que podría existir una red de abusos. Altos funcionarios de Fuji Television habrían exigido a las presentadoras que participaran en eventos destinados a entretener a celebridades, lo que plantea serias preguntas sobre las prácticas laborales en la industria. La reacción de las empresas patrocinadoras y el público en general ha sido contundente, lo que demuestra la gravedad del asunto y la necesidad de cambios estructurales en la industria del entretenimiento japonesa.