El cambio en las prioridades sociales ha llevado a muchas mujeres a posponer la maternidad hasta alcanzar la estabilidad económica y profesional. Como resultado, cada vez más mujeres se enfrentan a dificultades para concebir de manera natural y deben recurrir a tratamientos de reproducción asistida. Este fenómeno ha llevado a la sanidad pública a adaptarse, ampliando el límite de edad para ofrecer estos servicios.
La evolución del sistema sanitario refleja una respuesta a la demanda social. En años recientes, la Sanidad Pública ha modificado sus políticas para incluir a un mayor número de mujeres que desean convertirse en madres después de los 40 años. Este ajuste no solo responde a la creciente demanda, sino también a la necesidad de proporcionar opciones viables y seguras a aquellas que han optado por priorizar su desarrollo personal antes de embarazarse. Además, la implementación de técnicas avanzadas como la ovodonación ha permitido a muchas mujeres mayores de 40 años tener la oportunidad de ser madres.
Es esencial reconocer que la fertilidad femenina disminuye con la edad, lo que aumenta los riesgos durante el embarazo. Por ello, es fundamental informar y orientar a las mujeres sobre las mejores prácticas y tiempos ideales para planificar la maternidad. La sociedad debe promover un equilibrio entre el desarrollo personal y la planificación familiar, asegurando que todas tengan acceso a la información y los recursos necesarios para tomar decisiones informadas. Así, podremos construir un futuro donde la salud reproductiva sea una prioridad, fomentando políticas públicas que apoyen a las familias en todos sus modelos.