El exjugador profesional de tenis Carlos Moyá ha decidido dar un giro significativo a su vida tras una extensa carrera como entrenador y deportista. Tras ocho años acompañando a Rafa Nadal y quince como profesional, Moyá ha optado por tomar un descanso para centrarse en sus inversiones financieras y disfrutar del tiempo con su familia. Este período sabático le permite explorar nuevos horizontes económicos, especialmente en la Bolsa de Wall Street, donde ha encontrado tanto retos como oportunidades interesantes.
Desde que colgó la raqueta en 2010, Moyá ha diversificado sus actividades profesionales, desde fungir como entrenador hasta involucrarse en negocios inmobiliarios y deportivos. Sin embargo, ahora se enfoca en consolidar su futuro financiero mediante inversiones estratégicas. Reconoce que aunque logró grandes éxitos en el tenis, incluyendo Roland Garros en 1998, es crucial planificar para garantizar estabilidad económica más allá de la competición.
Con la ayuda de un asesor financiero estadounidense, Moyá ha apostado por figuras emblemáticas como Warren Buffett, cuya filosofía de inversión lo inspira profundamente. A pesar de las fluctuaciones del mercado bajo administraciones cambiantes, como la de Donald Trump, mantiene una visión a largo plazo. Su determinación radica en la importancia de tener una estrategia sólida y confiar en ella, sin dejarse llevar por movimientos momentáneos.
Además de sus inversiones bursátiles, Moyá ha aprovechado su ubicación en Mallorca para adentrarse en el sector inmobiliario, capitalizando el creciente interés turístico de la isla. También se vincula al mundo del pádel como socio y embajador de Brisk Padel, una empresa local dedicada a la fabricación de raquetas de alta calidad.
Moyá subraya la necesidad de que los atletas profesionales piensen en su futuro económico desde temprana edad. En un país donde la cultura financiera aún está en desarrollo, su experiencia sirve como ejemplo valioso para otros deportistas que enfrentan transiciones similares.
Casado con la actriz Carolina Cerezuela y padre de tres hijos, Moyá equilibra sus compromisos laborales con su vida familiar. Su decisión de alejarse temporalmente del tenis refleja un deseo genuino de recargar energías y reevaluar prioridades, demostrando que incluso fuera de las canchas, puede continuar marcando diferencia.