Este fallo marca un hito crucial en la lucha contra la impunidad en casos de abuso sexual dentro del mundo del cine. La decisión judicial refuerza la importancia de escuchar y proteger a las víctimas, especialmente cuando se trata de menores.
La historia comenzó a escribirse en 2019, cuando Haenel presentó una denuncia formal contra Ruggia por acoso sexual y tocamientos. Los hechos ocurrieron durante los sábados en los que la joven, entonces entre doce y catorce años, visitaba la casa del cineasta para mejorar sus habilidades interpretativas. Estas sesiones fueron aprovechadas por Ruggia para cometer los abusos, aislando a la menor de su entorno habitual.
Los jueces del Tribunal Correccional de París no dudaron en considerar las pruebas presentadas y emitieron una sentencia contundente. Aunque Ruggia niega las acusaciones, su defensa no logró convencer al tribunal, que determinó que los abusos habían sido reales y sistemáticos. Esta condena es un año menor a la solicitada por la Fiscalía, pero sigue siendo un paso importante hacia la justicia.
Tras el veredicto, la abogada de Ruggia, Fanny Colin, calificó la sentencia como "injusta" y "peligrosa", argumentando que responde a "la ley del que grita más fuerte". Sin embargo, esta perspectiva contrasta con el apoyo masivo que Haenel ha recibido tanto de la opinión pública como de figuras destacadas del cine francés. Su valentía ha inspirado a otras mujeres a hablar sobre sus propias experiencias de abuso.
Haenel, ahora de 35 años, abandonó los juzgados sin hacer declaraciones. Sin embargo, su presencia y el respaldo de asociaciones feministas y colegas como Judith Godrèche han subrayado la importancia de este caso en el movimiento 'MeToo' francés. El impacto de su testimonio ha desencadenado nuevas demandas contra otros realizadores y actores famosos, incluyendo a Gérard Depardieu.
Adèle Haenel ha participado en 34 títulos de cine y televisión, demostrando su talento y dedicación a la actuación. Sin embargo, tras emitir la acusación contra Ruggia, decidió apartarse de las pantallas. Su protesta también se extendió a eventos importantes, como cuando abandonó con gran repercusión la gala de los premios César del cine francés en 2020. Esta acción fue una respuesta a la galardonación de Roman Polanski, otro controvertido figura del cine acusada de abuso de menores.
El caso de Haenel no solo ha cambiado su vida personal y profesional, sino que también ha abierto un diálogo necesario sobre la protección de los derechos de los menores en la industria del entretenimiento. Este veredicto es un recordatorio de la importancia de crear espacios seguros y responsables para todos los actores y actrices, especialmente aquellos que están en etapas vulnerables de su desarrollo.