El panorama del cáncer infantil en España muestra un progreso significativo, con tasas de supervivencia que alcanzan el 82,5% a los cinco años. Este logro ofrece esperanza a las familias que enfrentan este diagnóstico. Sin embargo, para mejorar aún más estos resultados, es crucial abordar ciertos desafíos estructurales y operativos dentro del sistema sanitario español.
Un aspecto fundamental es la necesidad de derivar a los pacientes pediátricos con tumores cerebrales a unidades especializadas de mayor complejidad y experiencia. Según la presidenta de la Sociedad Española de Hematología y Oncología Pediátricas (SEHOP), Dra. Ana Fernández-Teijeiro, esta medida es esencial para optimizar los resultados de supervivencia y reducir la morbilidad. Además, se requiere una colaboración efectiva entre unidades de diferentes niveles de complejidad, lo que permitiría ofrecer diagnósticos precisos y tratamientos avanzados a los pacientes más jóvenes.
La especialista también destaca la importancia de reconocer formalmente la especialidad de Onco-Hematología pediátrica. Actualmente, muchos puestos son ocupados por pediatras sin la formación específica necesaria para tratar enfermedades oncológicas complejas. La creación de esta especialidad garantizaría que los niños y adolescentes con cáncer sean atendidos por profesionales altamente capacitados, quienes han recibido una formación integral en diagnóstico, tratamiento y terapias avanzadas.
Además, el acceso a nuevos fármacos y ensayos clínicos internacionales es otro área crítica. En España, la Agencia Española del Medicamento y Productos Sanitarios (AEMPS) aprueba solo el 50% de los nuevos medicamentos, con demoras que pueden superar los 500 días. Esta situación dificulta el acceso a tratamientos innovadores y crea inequidades entre pacientes españoles y europeos. Para mejorar esta realidad, es necesario acelerar el proceso de aprobación y facilitar la participación en ensayos clínicos internacionales, lo cual proporcionaría a los pacientes las mejores oportunidades de curación con controles de calidad rigurosos.
En resumen, aunque España ha logrado avances notables en la lucha contra el cáncer infantil, aún hay margen para mejoras significativas. Fortalecer la red de atención especializada, reconocer nuevas especialidades médicas y facilitar el acceso a tratamientos innovadores son pasos cruciales para seguir elevando las tasas de supervivencia y brindar esperanza a las familias que enfrentan este desafío. Estos esfuerzos no solo beneficiarán a los pacientes actuales, sino que también sentarán las bases para un futuro más saludable y justo en el cuidado oncológico pediátrico.