El cineasta Brady Corbet ha trascendido su pasado como actor para convertirse en una figura esencial en el mundo del cine contemporáneo. Su trayectoria, que comenzó con papeles memorables en películas dirigidas por figuras emblemáticas como Michael Haneke y Lars von Trier, ha evolucionado hacia una dirección cinematográfica que desafía las convenciones y aborda temas profundos. En 2015, Corbet sorprendió al público con "La infancia de un líder", una exploración cruda del fascismo en Europa. Ahora, con "The Brutalist", una epopeya de tres horas y media filmada en 70 mm, Corbet se supera a sí mismo, ofreciendo una reflexión poderosa sobre el pasado y el presente.
Corbet utiliza su obra para cuestionar y desafiar las narrativas dominantes. La película cuenta la historia de un arquitecto que emigra a Estados Unidos tras el Holocausto, enfrentándose a los retos de una nueva vida mientras refleja los traumas del pasado. A través de esta narrativa, Corbet explora no solo la identidad personal, sino también la política y la memoria histórica. El director sostiene que el fascismo de antaño repite sus gestos en el presente, subrayando la importancia de recordar y aprender de la historia. Además, "The Brutalist" aborda temas cruciales como la inmigración y la redención a través del arte, destacando la capacidad humana de reconstruirse después de tragedias profundas.
Corbet ve el cine como un medio de rebeldía y contestación, inspirándose en directores que desafiaron las normas de su tiempo. Desde King Vidor hasta Nicolas Roeg, estos cineastas compartieron una ambición que hoy parece olvidada. Corbet critica la industria actual, donde el streaming y la falta de visión han cambiado el panorama. Sin embargo, cree firmemente que el público anhela experiencias únicas que no pueden ser replicadas en casa. Para Corbet, la clave está en crear películas que ofrezcan algo más allá de lo convencional, invitando a los espectadores a reflexionar y debatir. En este sentido, "The Brutalist" aspira a ser una obra significativa que impulse conversaciones importantes sobre temas sociales y políticos.
En un mundo donde la historia tiende a repetirse, Corbet nos recuerda la importancia de mirar hacia atrás para entender mejor el presente. Su trabajo invita a una reflexión profunda sobre el papel del arte en la sociedad y la necesidad de preservar la memoria histórica. Al hacerlo, Corbet no solo nos ofrece una experiencia cinematográfica excepcional, sino también una llamada a la acción para construir un futuro más consciente y compasivo.