El monarca británico, Carlos III, es conocido por su pasión culinaria y su predilección por los alimentos orgánicos. Antiguos miembros del personal real han compartido detalles fascinantes sobre las elecciones alimentarias del rey, destacando su interés en la gastronomía sostenible y su debilidad por ciertos platos exquisitos. A pesar de ser el gobernante del Reino Unido, Carlos mantiene gustos personales que van desde la pizza margarita hasta un postre favorito cultivado en su propio huerto. Sin embargo, uno de sus platillos preferidos es un risotto de cordero, una especialidad italiana que ha conquistado su paladar.
Desde su juventud, el ahora rey de Inglaterra ha mostrado un fuerte interés en la comida saludable y ecológica. En 1990, creó Duchy Originals, una marca dedicada a productos orgánicos, cuyas ganancias se destinan a causas sociales y ambientales. Este compromiso con la alimentación sostenible ha sido una constante en su vida, incluso antes de que la tendencia hacia lo orgánico se popularizara. Darren McGrady, quien trabajó como chef para la familia real durante años, revela que Carlos siempre buscaba opciones frescas y naturales en su dieta.
McGrady también comparte anécdotas sobre los antojos particulares del rey. Aunque aprecia diversos tipos de cocina, algunos de sus favoritos incluyen la pizza margarita y la tarta de ciruelas, especialmente cuando estas últimas provienen de su huerto personal. Pero si hay un plato que destaca entre todos, es el risotto de cordero. Este manjar italiano, preparado con ingredientes cuidadosamente seleccionados, se ha convertido en un clásico en la mesa del rey. El chef describe cómo preparaba este risotto en el Palacio de Buckingham, utilizando técnicas avanzadas como la cocción al vacío para obtener resultados excepcionales.
Aquellos interesados en recrear este plato pueden hacerlo siguiendo una versión adaptada para cocinar en casa. La receta requiere arroz arbóreo o carnaroli, caldo de pollo, cordero deshuesado, champiñones, vino blanco, mantequilla, queso parmesano y otros condimentos. Los pasos incluyen sellar el cordero, sofreír los vegetales y cocinar el arroz lentamente mientras se agrega el caldo poco a poco. Finalmente, se incorpora la mantequilla y el queso para darle textura y sabor. Esta preparación, aunque no exactamente igual a la del palacio, captura la esencia del risotto que tanto gusta al rey Carlos III.
Más allá de su estatus regio, Carlos III disfruta de los placeres simples de la buena comida. Su enfoque en la calidad y la sostenibilidad refleja no solo su gusto personal, sino también su compromiso con prácticas alimentarias responsables. Las historias detrás de sus elecciones culinarias ofrecen una mirada íntima a un aspecto menos conocido de la vida real, mostrando que incluso un monarca puede encontrar satisfacción en un buen plato bien preparado.