Un grupo de mujeres originarias del Totonacapan, en Veracruz, ha decidido unirse para preservar y compartir las riquezas culinarias de su región. Bajo el nombre de "Mujeres de Humo", estas apasionadas cocineras han convertido su amor por los fogones en una misión cultural que va más allá de la cocina misma. Este colectivo nació en Papantla, cerca del icónico Festival Cumbre Tajín, donde utilizan las instalaciones del Centro de las Artes Indígenas (CAI) como un espacio de enseñanza y transmisión intergeneracional de saberes ancestrales. A través de talleres, libros de recetas y presentaciones internacionales, estas mujeres no solo mantienen vivas sus tradiciones, sino que también promueven su cultura gastronómica alrededor del mundo.
En el corazón del Totonacapan, un territorio ubicado en el norte de Veracruz, se encuentra Papantla, un municipio lleno de historia y cultura. Aquí, en las cercanías del Parque Takilhsukut y el Festival Cumbre Tajín, las Mujeres de Humo han encontrado un refugio creativo dentro del CAI. Durante todo el año, este centro se transforma en un lugar de aprendizaje, donde diferentes artes indígenas cobran vida. En particular, la Casa de la Cocina Tradicional se convierte en un punto de encuentro para estas mujeres dedicadas a honrar y perpetuar los platillos únicos de su región. Martha Soledad Gómez Atzin, conocida cariñosamente como "Nana", lidera este proyecto con pasión y orgullo, fungiendo como una figura maternal para el grupo.
El nombre "Mujeres de Humo" tiene un significado profundo, inspirado en todas aquellas que han pasado su vida frente a un fogón. Para ellas, la cocina es mucho más que un acto cotidiano; es un espacio sagrado que nutre tanto el cuerpo como el alma. Este colectivo ha trabajado incansablemente para documentar y difundir sus conocimientos a través de diversos medios. Su libro de cocina, titulado "Mujeres de humo. Recetario de la cocina espiritual Totonaca", ofrece un viaje culinario único lleno de experiencias y secretos familiares. Además, ofrecen talleres en los que comparten técnicas tradicionales, especialmente durante festividades como el Día de Muertos.
Entre los platillos más emblemáticos destacan preparaciones como los pulacles, tamales de puerco con cilantro, frijoles en guatape y gasparitos con huevo o frijol. Estos sabores auténticos se acompañan de bebidas típicas como el café de maíz y diversos tipos de atole. El zacahuil, un tamal gigante considerado una obra maestra de la cocina totonaca, también forma parte de su repertorio. La diversidad de sus creaciones refleja la riqueza cultural de esta comunidad.
Más allá de su trabajo en Papantla, las Mujeres de Humo han logrado expandir su influencia a nivel internacional. Gracias a su dedicación, Martha Soledad fue nombrada Embajadora de México por la Secretaría de Relaciones Exteriores, consolidando su papel como defensora de la cocina totonaca. Junto a otras miembros clave como Minerva Malpica Castillo, Josefina Hernández Santes y Adela Simbrón Morales, este colectivo sigue creciendo, demostrando que la hermandad y la tradición pueden ir de la mano.
Este colectivo no solo rescata recetas antiguas, sino que también revitaliza la identidad cultural de su pueblo. A través de su labor, las Mujeres de Humo invitan a todos a explorar el rico patrimonio culinario del Totonacapan, mostrando que la comida es mucho más que un simple alimento; es una conexión con nuestras raíces y una forma de celebrar la vida.