Este queso de forma peculiar ha viajado a través del tiempo, desde la antigüedad hasta nuestros días. Con raíces que se remontan al período grecorromano, el caciocavallo ha encontrado su hogar en varias culturas europeas, especialmente en las regiones balcánicas y meridionales de Italia. Este lácteo, elaborado con leche de vaca autóctona, es un homenaje a la tradición culinaria calabresa. Su textura semidura y pasta hilada lo distinguen como un ingrediente versátil, perfecto para una variedad de platos, desde sándwiches hasta postres exquisitos.
En Madrid, el restaurante Pagus ofrece una experiencia única que rinde tributo a este manjar. Los chefs de Pagus han innovado con recetas que incorporan el caciocavallo, creando platillos que cautivan los paladares más exigentes. María Shantyr, responsable de atención al cliente en Pagus, destaca cómo el proceso de cocción del caciocavallo a la plancha potencia sus sabores dulces y picantes. Además, el establecimiento presenta diversas preparaciones que resaltan las cualidades únicas de este queso, como el Caramelle ai Quattro Formaggi y los Gnocchi allà fonduta, donde el caciocavallo brilla junto a otros ingredientes selectos.
La cocina calabrés es un tesoro gastronómico que celebra la diversidad de sabores y técnicas ancestrales. En Pagus, cada plato narra una historia de herencia y evolución. La combinación de productos locales, como la berenjena y el tomate seco, con influencias sicilianas crea una fusión única. Además, los vinos del sur de Italia complementan perfectamente esta experiencia culinaria, ofreciendo una degustación completa que invita a los comensales a explorar y apreciar la riqueza cultural detrás de cada bocado. El caciocavallo no solo es un queso, sino un símbolo de tradición y creatividad que une generaciones y culturas.