El Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) tiene efectos significativos en diversas áreas de la vida de los niños y adolescentes. Aunque no afecta directamente su inteligencia ni salud física, puede tener repercusiones notables en el rendimiento académico y en las relaciones sociales. La Dra. Cristina Cordero, neuropediatra experta en TDAH, destaca que estas dificultades pueden manifestarse de manera distinta dependiendo del subtipo de TDAH y del género del niño o adolescente. Las experiencias negativas tempranas en la socialización pueden generar inseguridades y comportamientos compensatorios, lo cual acentúa los desafíos durante la adolescencia.
En el contexto escolar, los niños con TDAH enfrentan retos únicos. En edades tempranas, entre los 5 y 6 años, empiezan a formar sus primeras amistades. Sin embargo, aquellos con TDAH pueden encontrarse con obstáculos debido a su intensidad y falta de respeto por el espacio personal de otros. Esta conducta puede llevar a rechazo o aislamiento. Además, las niñas con TDAH pueden ser percibidas como posesivas o poco confiables, lo que complica aún más su integración social.
A medida que crecen, estos problemas se vuelven más complejos. Durante la adolescencia, los jóvenes con TDAH luchan para mantener una autoestima saludable debido a las etiquetas y expectativas sociales. Los chicos pueden adoptar comportamientos riesgosos para ganar aceptación, mientras que las chicas tienden a experimentar mayor aislamiento emocional. Estos patrones pueden perpetuarse si no se abordan adecuadamente.
La Dra. Cordero enfatiza la necesidad de un enfoque terapéutico integral que incluya tanto psicoterapia como tratamiento farmacológico. Este abordaje ayuda a los niños a desarrollar habilidades sociales cruciales, como controlar impulsos y respetar límites personales. Sin embargo, cambiar la percepción de los compañeros es un proceso gradual que requiere paciencia y apoyo constante.
Para los padres, es vital proporcionar un entorno seguro en casa donde los hijos puedan expresar sus sentimientos sin miedo al juicio. Juegos y actividades que enseñen turnos y tolerancia pueden ser herramientas valiosas. También es importante fomentar la empatía, ayudando a los niños a comprender cómo sus acciones pueden afectar a los demás. Con tiempo y dedicación, estos esfuerzos pueden mejorar significativamente la capacidad de los niños con TDAH para establecer y mantener relaciones saludables.
El camino hacia una mejor socialización para los niños y adolescentes con TDAH es largo y desafiante, pero no imposible. El papel de los profesionales, padres y educadores es crucial para ofrecer guía y apoyo. Al centrarse en el desarrollo de habilidades sociales y la construcción de una autoestima sólida, podemos ayudar a estos jóvenes a superar los desafíos asociados con el TDAH y florecer en todas las áreas de su vida.