La partida de una figura icónica del cine italiano ha conmovido a muchos. La actriz que cautivó corazones en la pantalla grande durante las décadas de 1970 y 1980, dejó este mundo rodeada por sus seres queridos. En su residencia en Reggio Calabria, donde compartía su vida con su esposo Giuseppe Furfaro, falleció a los 76 años tras enfrentar valientemente una prolongada enfermedad. Su familia anunció que el adiós público se llevará a cabo en Melito Porto Salvo. Su hija Kassandra expresó su desconsuelo en redes sociales, destacando el profundo vínculo con su madre.

Con raíces transatlánticas, esta artista llevó una existencia marcada por travesías personales y profesionales. Nacida en Nueva York bajo el nombre de Gianna Lou Müller, descendiente de padres estadounidenses con conexiones alemanas e italianas, su destino siempre pareció ligado al arte y la cultura. Llegó a Italia movida por el amor hacia el escritor Georges Simenon y más tarde contrajo matrimonio con Igor Cassini, lo que marcó un punto de inflexión en su carrera. Tras mudarse a Roma, comenzó su ascenso como actriz, consolidándose rápidamente como una figura central en producciones cinematográficas internacionales.

Su legado perdura no solo por su talento interpretativo, sino también por su capacidad de adaptación en momentos de adversidad. A pesar de los desafíos que enfrentó en sus últimos años, incluidas luchas contra adicciones y complicaciones médicas, su imagen como símbolo de belleza permanece intacta en la memoria colectiva. Su contribución al séptimo arte italiano sigue siendo celebrada, recordándonos cómo incluso en tiempos difíciles, el arte puede dejar una impronta eterna en la historia cultural de una nación.