En España, un desequilibrio notable se observa en los roles directivos dentro del ámbito cinematográfico. Aunque algunos avances han ocurrido en sectores como la crítica y la producción, las direcciones ejecutivas de festivales siguen siendo dominadas por hombres. Las cifras muestran que solo el 12% de los festivales principales están liderados por mujeres, destacando nombres como Júlia Olmo, Estela Rasal, Conxita Casanovas y Mane Cisneros.
El problema radica no solo en la falta de representación femenina, sino también en cómo esta desigualdad afecta la percepción y selección de películas. Existe una necesidad urgente de implementar políticas que promuevan la paridad en estos espacios de poder, reconociendo la experiencia única que las mujeres aportan al sector cinematográfico.
Los datos revelan una realidad preocupante: entre los certámenes más importantes, apenas un puñado tiene mujeres en posiciones directivas. Este fenómeno refleja un sesgo cultural más amplio que limita las oportunidades para las mujeres en puestos de liderazgo.
Este desequilibrio es evidente incluso en festivales pequeños, donde aunque la proporción de directoras aumenta ligeramente, sigue siendo insuficiente. La ausencia de políticas efectivas de apoyo desde instituciones como el ICAA perpetúa esta disparidad. Por ejemplo, solo dos puntos adicionales se otorgan en procesos de subvención estatal cuando hay participación femenina en roles relevantes, lo que claramente no es suficiente para incentivar cambios significativos. Esta falta de valoración hacia la inclusión femenina en posiciones de poder impide un avance real hacia la igualdad.
Para abordar este problema, es crucial implementar medidas concretas que faciliten la entrada de mujeres en roles directivos. La presidenta de CIMA, Guadalupe Balaguer, argumenta que la paridad en comités de selección puede transformar la dinámica del sector, ya que la perspectiva femenina introduce experiencias diversas que enriquecen la toma de decisiones.
Un caso ejemplar es el reciente rescate de la película "Sex" en el Festival de Valladolid, gracias a la insistencia del sector femenino en su comité de selección. Este evento demuestra cómo una mayor presencia de mujeres puede influir positivamente en la elección de obras que podrían pasar desapercibidas bajo criterios tradicionales. Para avanzar, se necesita una revisión profunda de las políticas actuales, incluyendo incentivos más significativos para festivales que promueven la igualdad de género. Además, iniciativas como el Encuentro Nacional de Festivales de Cine deben ser lideradas de manera equitativa, garantizando que tanto hombres como mujeres tengan voz activa en la definición del futuro del cine español.