Culturas
El Legado Eterno: La Despedida de El Güito, Icono del Flamenco
2025-01-09
La muerte de Eduardo Serrano Iglesias, conocido como El Güito, a los 83 años, marca el fin de una era en la historia del flamenco. Su trayectoria de siete décadas dejó una huella indeleble en este arte milenario. Desde su debut a los 14 años hasta sus últimos días, El Güito no solo fue un bailaor extraordinario, sino también un testigo privilegiado de la evolución del flamenco.

Un Testigo Único de la Evolución del Flamenco

Orígenes en el Barrio Más Flamenco de Madrid

Nacido en El Rastro, barrio emblemático de Madrid, Eduardo Serrano Iglesias creció entre las melodías y ritmos que impregnaban cada rincón. Su hermana Encarna, con su mirada azul y cabello rubio, bautizó al pequeño "Güito" por su piel morena. La vida de El Güito estuvo marcada desde muy temprana edad por el baile. Su madre, vendedora de lotería, lo llevaba consigo a los bares y tabernas donde actuaban artistas flamencos. En esos espacios, El Güito encontró su primera escuela de danza, aprendiendo a moverse al compás de la música mientras observaba a grandes maestros.Creció entre fiestas improvisadas y actuaciones callejeras, donde su talento natural comenzó a florecer. A los cuatro años ya demostraba una pasión innata por el baile, participando en concursos infantiles y apareciendo en películas junto a figuras destacadas del cine español. Estas experiencias le permitieron forjar un estilo único, influenciado tanto por el entorno en el que creció como por los artistas que admiraba.

Una Carrera que Marcó Épocas

La carrera de El Güito dio un giro significativo en 1971, cuando se unió al Trío Madrid junto a Carmen Mora y Mario Maya. Este trío se convirtió en un fenómeno cultural, llevando el flamenco a escenarios internacionales y consolidando a El Güito como una figura icónica. Sus actuaciones eran una mezcla de técnica impecable y emoción cruda, características que lo distinguían entre sus pares. Participó en giras por Europa y América, actuó como artista invitado en el Ballet Nacional de España y llegó incluso a Japón, donde su farruca portentosa y su soleá majestuosa cautivaron a audiencias diversas.El Güito era conocido por su estilo bohemio e indómito, una personalidad que complementaba su arte. No dudaba en gastar lo que no tenían los gobiernos en trajes a medida y viajes exóticos. Su dedicación al estudio y perfeccionamiento del baile era incansable. Inspirado por cantaores como Chano Lobato y Enrique Morente, buscaba siempre dejar espacio para la música, respetando la esencia del flamenco. Para él, el baile era una expresión profunda de sentimientos, más que simples movimientos coreografiados.

El Flamenco, Un Patrimonio Gitano

El Güito siempre sostuvo que el flamenco era un patrimonio gitano, aunque reconocía las contribuciones de algunos payos. Para él, el flamenco era una expresión única de los gitanos, comparable al blues de los negros. Era un arte que nació del sufrimiento y la alegría, reflejando la vida misma. Esta perspectiva le llevó a defender el valor auténtico del flamenco, preocupado por la rapidez y superficialidad que veía en algunas interpretaciones modernas. Insistía en la importancia de estudiar y respetar los tiempos, algo que consideraba esencial para transmitir la verdadera esencia del baile.A pesar de su retiro de los escenarios, El Güito continuó impartiendo clases hasta hace unos años, compartiendo su sabiduría con nuevas generaciones. Sin embargo, reconoció que el flamenco había cambiado, y lamentó que ya no pudiera seguir formando parte activa de esa comunidad. Su legado, sin embargo, permanecerá vivo en cada pieza que interpretó y en cada alumno que inspiró.
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