El 2 de junio del año pasado, el estadio Butarque en Leganés fue testigo de un momento histórico cuando el equipo ascendió a Primera División tras vencer al Elche. En medio de la celebración, Allan Romeo Nyom pronunció una frase que resonaría profundamente en el mundo del fútbol: “Ni los buenos son tan buenos, ni los malos son tan malos”. Sin embargo, apenas un mes después, este experimentado futbolista se encontraba sin contrato. A sus 36 años, Nyom enfrentó esta situación con madurez y aceptación, preparándose para una nueva etapa en su vida. Durante cuatro meses, mantuvo su forma física y comenzó a estudiar para convertirse en entrenador. Finalmente, recibió una llamada que cambiaría todo, llevándolo de vuelta bajo las órdenes de Bordalás en el Getafe. Desde entonces, ha disfrutado cada instante en el campo, consciente de que cada partido es valioso.
Nyom, nacido en Neuilly-sur-Seine en 1988, vivió un ascenso meteórico en su carrera, pero también experimentó momentos difíciles. Tras el emocionante ascenso del Leganés a Primera División, el jugador reflexionó sobre la naturaleza efímera del éxito en el fútbol. A pesar de su destacada actuación en temporadas anteriores, Nyom reconoció que su edad jugó un papel crucial en su salida del club. Sin embargo, esto no le impidió mantener una actitud positiva y proactiva. Durante su tiempo fuera del fútbol profesional, se dedicó a fortalecer su cuerpo y mente, preparándose para lo que pudiera venir. Este período de introspección y formación le permitió valorar aún más su regreso al deporte que tanto ama.
Aunque muchos pensaron que su carrera había llegado a su fin, Nyom demostró que aún tenía mucho que ofrecer. Su regreso al Getafe fue como un sueño hecho realidad. Bajo la dirección de Bordalás, el polivalente defensa ha participado en varios encuentros importantes, acumulando más de 50 minutos por partido en promedio. Cada entrenamiento y cada conversación en el vestuario han sido experiencias enriquecedoras para él. Nyom ha aprendido a apreciar los detalles que antes pasaban desapercibidos, comprendiendo que cada momento cuenta en este deporte tan competitivo.
Su estilo de juego duro y físico ha sido bien recibido por los aficionados del Getafe, quienes lo ven como un pilar fundamental del equipo. Nyom reconoce que en sus inicios no siempre medía sus acciones, pero ahora sabe cómo equilibrar fuerza y estrategia. Su filosofía de juego refleja la influencia de Bordalás, enfocándose en la efectividad dentro de los límites reglamentarios. Además, Nyom subraya la importancia de dejar los roces en el campo y enfocarse en el objetivo común de ganar. Esta mentalidad le ha permitido forjar una relación respetuosa con sus compañeros y rivales.
Cuando se habla de enfrentar al Atlético de Madrid, Nyom mantiene una actitud realista pero optimista. Consciente de la historia reciente del equipo, que no ha logrado derrotar a los colchoneros desde hace 14 años, el defensa azulón ve cada partido como una oportunidad única. Independientemente del resultado, Nyom ya ha ganado algo invaluable: la satisfacción de volver a jugar al fútbol profesional. Su experiencia durante la pandemia le enseñó a valorar cada instante y a disfrutar plenamente de la vida. Hoy, Allan Nyom está en paz consigo mismo, sabiendo que ha dado lo mejor en cada paso de su carrera.