Amaia, la cantante que cautivó al público en Operación Triunfo hace algunos años, ha evolucionado significativamente desde entonces. Ahora, con 23 años, lanza su tercer álbum, Si abro los ojos no es real, un trabajo maduro que refleja su crecimiento personal y artístico. Este nuevo proyecto presenta una faceta más introspectiva de la artista, explorando temas profundos como la relación con su madre, la muerte y el paso del tiempo. En este lanzamiento, Amaia se sincera como nunca antes, revelando un universo onírico a través de sus letras y videoclips, que se han convertido en obras cinematográficas por derecho propio.
En una mañana soleada de enero, en pleno corazón de Madrid, cerca de la emblemática Puerta del Sol, Amaia aguardaba pacientemente en el vestíbulo del Hotel UMusic para enfrentar una jornada intensa de entrevistas. Vestida con un look casual y juvenil, la cantante transmitía calma y naturalidad mientras su equipo preparaba los detalles finales. Aunque rodeada de colaboradores, Amaia mantenía un ritmo tranquilo, consciente de la importancia del día.
Este viernes 31 de enero marcaba un hito en su carrera: el lanzamiento oficial de su tercer disco. La artista navarra ha confesado que el título del álbum tiene múltiples interpretaciones, pero principalmente hace referencia a un estado de desdoblamiento entre lo real y lo imaginario. "Estuve mucho tiempo pensando en el concepto que englobaría todas las canciones", explicó Amaia, "hasta que encontré la inspiración en una de mis propias composiciones".
Una de las novedades más destacadas en este trabajo es la colaboración creativa con Daniel 2000, su pareja y director creativo, quien ha aportado ideas innovadoras a los videoclips. "Su mente es increíble y hemos logrado una mezcla muy especial", aseguró Amaia sobre esta nueva etapa artística. Además, la cantante ha sido honesta acerca de cómo su relación con su madre ha influido en algunas de las canciones, especialmente en "M.A.P.S.", donde reflexiona sobre el control materno y la necesidad de empatizar con los seres queridos.
La familia juega un papel fundamental en la vida de Amaia. Su hermano Javier, quien también funge como mánager, está siempre presente, asegurándose de que todo fluya con armonía. Sin embargo, la cantante reconoce que las relaciones familiares pueden ser complejas y que cada uno debe encontrar su propio camino. "No hay que romantizar demasiado la familia", expresó Amaia, subrayando la importancia de mantener una relación saludable sin idealizarla.
Otro tema recurrente en el álbum es la muerte, un asunto que la artista ha abordado con sinceridad después de la pérdida reciente de su abuela. "Es algo que me genera mucha curiosidad y miedo a la vez", admitió Amaia, "pero también me ayuda a valorar el presente". Los dos últimos temas del disco tocan este aspecto de manera directa, invitando al oyente a reflexionar sobre la fugacidad de la vida.
Mirando hacia el futuro cercano, Amaia se prepara para su gira más ambiciosa hasta la fecha, incluyendo conciertos en espacios emblemáticos como el WiZink Center y el Sant Jordi Club. "Va a ser todo nuevo, con un formato diferente y muchas sorpresas", adelantó la cantante, quien reconoce que aún siente nerviosismo ante estos grandes escenarios. Sin embargo, cuando se encuentra en el escenario, todo se transforma y conecta con su verdadero yo.
En conclusión, este nuevo disco representa un hito importante en la carrera de Amaia, no solo como artista sino también como persona. A través de su música, nos invita a acompañarla en un viaje emocional lleno de autenticidad y vulnerabilidad, mostrando que el arte puede ser un medio poderoso para explorar y comprender los misterios de la existencia humana.