En los últimos meses, las farmacias de Manresa han reportado un aumento significativo en los intentos de adquirir medicamentos con recetas falsificadas. Este problema, aunque no es nuevo, ha cobrado mayor relevancia debido a la frecuencia con que ocurren estos incidentes. Los profesionales sanitarios destacan que los casos suelen involucrar psicotrópicos y otros fármacos con alto potencial adictivo, destinados al autoconsumo o la reventa ilegal. Recientemente, los Mossos d’Esquadra intervinieron tras detectar dos intentos frustrados en abril, alertando al Colegio de Farmacéuticos sobre esta preocupante tendencia.
En una de las zonas más transitadas de la ciudad, ubicada en el Passeig Pere III, Cristina Singla, farmacéutica de la farmacia Ros de Manresa, explica cómo este fenómeno se ha intensificado. “Las oleadas de intentos fraudulentos son recurrentes, y en muchos casos, las mismas personas visitan diversas farmacias buscando medicamentos bajo prescripción médica”, afirma Singla. Estas recetas falsas suelen presentarse con nombres de clínicas inexistentes o fuera del territorio catalán, lo que facilita su detección. Además, la actitud nerviosa o repetitiva de los solicitantes también levanta sospechas entre los farmacéuticos.
Salvador Buxó, representante de la farmacia Buxó, describe cómo estas recetas suelen fabricarse utilizando plantillas preestablecidas y falsificando firmas médicas. Aunque antiguamente identificarlas era más sencillo gracias al conocimiento local de las firmas, hoy en día se requiere una verificación minuciosa. En algunos casos extremos, incluso se han encontrado errores elementales como desajustes entre el nombre del médico y su especialidad.
Los fármacos más demandados incluyen Trankimazin, Rivotril y Lyrica, conocidos por su efecto intenso y riesgo adictivo. Estos medicamentos, accesibles en las farmacias, alcanzan precios elevados en el mercado negro. Más recientemente, ha surgido un interés particular por la Tropicamida, unas gotas oftalmológicas que son manipuladas para uso intravenoso.
Los expertos coinciden en que detrás de cada receta falsificada puede haber tanto un delito como un problema de salud pública relacionado con las adicciones.
Desde la policía regional, los Mossos d’Esquadra recomiendan realizar comprobaciones exhaustivas ante cualquier sospecha y comunicarse inmediatamente con el servicio de emergencias llamando al 112.
Este caso pone de relieve no solo el impacto económico y legal de las recetas falsificadas, sino también la necesidad de abordar los problemas de salud mental y adicción que subyacen. La labor preventiva de los farmacéuticos resulta crucial, ya que actúan como primer filtro frente a prácticas fraudulentas. Sin embargo, es imprescindible fortalecer las redes de apoyo para quienes enfrentan estas situaciones, promoviendo tratamientos en lugar de sanciones puramente penales. Esta problemática refleja cómo la comunidad debe trabajar conjuntamente para proteger tanto la integridad del sistema sanitario como la salud de sus ciudadanos.