En un día soleado y festivo, la carrera benéfica “Jarama María de Villota” celebró su onceava edición con una participación récord. Este evento deportivo no solo reunió a miles de corredores en el circuito madrileño, sino que también convirtió la jornada en una celebración de la solidaridad y la familia. Los fondos recaudados permitirán financiar tratamientos para niños con enfermedades neuromusculares degenerativas, mientras que 2.000 litros de leche serán donados a una casa de acogida. La competencia incluyó varias distancias y categorías, destacando los triunfos en las pruebas de 5 y 10 kilómetros. Además, se entregaron trofeos especiales y se organizaron actividades para los más pequeños.
En un hermoso día de otoño, bajo un sol radiante, la carrera benéfica “Jarama María de Villota” llenó de energía y alegría el circuito madrileño. Esta edición especial contó con una participación masiva que rompió récords, reafirmando el compromiso de la comunidad con la causa solidaria. El dinero recaudado beneficiará al programa Primera Estrella, creado por María de Villota antes de su fallecimiento en 2012, para financiar 850 tratamientos a niños con enfermedades neuromusculares degenerativas.
Además de la ayuda económica, la iniciativa generó una importante donación de alimentos: 2.000 litros de leche recogidos entre los participantes fueron enviados a la casa de acogida Cottolengo del Padre Alegre en Algete. El evento incluyó dos distancias principales: 5 y 10 kilómetros, adaptadas a diferentes edades y capacidades físicas. En cada categoría hubo ganadores destacados, como Marta Fernández y Carlos Álvarez en la prueba de 5 km para adultos jóvenes, y Silvia Baeza y Daniel Fernández en la de 10 km.
No menos importante fue la entrega del Trofeo HOLA María de Villota en la modalidad Sprint de 400 metros, donde Mariana Cantero y Alfredo García recibieron sus premios de manos del director de la revista. También se organizó una carrera popular para niños, quienes terminaron con una medalla simbólica. Para finalizar, 26 niños y sus familias disfrutaron de un paseo en Porsche por el circuito, y el piloto español Antonio García ofreció una vuelta de honor a los ganadores de un sorteo.
Esta carrera es un homenaje al legado de María de Villota, quien se convirtió en un símbolo de fortaleza y superación tras un trágico accidente que truncó su prometedora carrera en Fórmula 1. Su memoria vive a través de esta iniciativa, que cada año permite avanzar en la investigación y atención de enfermedades raras.
Desde mi perspectiva como periodista, este evento demuestra cómo el deporte puede unir a las personas en torno a causas nobles. La figura de María de Villota sigue inspirando no solo a los corredores, sino a todos aquellos que buscan hacer del mundo un lugar mejor. La solidaridad y la perseverancia son valores que perduran en cada edición de esta carrera, recordándonos que juntos podemos lograr grandes cosas.