El proyecto Batán ha generado un intenso debate entre los legisladores locales y activistas ambientales. Acusaciones de opacidad rodean este plan, liderado por Gerardo Ángeles Herrera, presidente de la Mesa Directiva de la LXI Legislatura. Ulises Gómez de la Rosa, vicepresidente, junto con otros miembros del Congreso, ha solicitado formalmente el acceso a los documentos que sustentan esta iniciativa. Mary Ibarra, destacada ambientalista, critica la falta de información clara sobre el impacto ambiental y sospecha que el verdadero objetivo podría ser impulsar desarrollos inmobiliarios y centros de datos. Este cuestionamiento se une a las preocupaciones respecto a la viabilidad técnica del proyecto, especialmente considerando la contaminación existente en la presa involucrada.
En una región marcada por desafíos ecológicos crecientes, el proyecto Batán resurge como tema central en el ámbito político y ambiental. En medio de un contexto donde la transparencia debería primar, los detalles específicos del proyecto siguen siendo escasos. Durante una conferencia de prensa, Mary Ibarra denunció que solo se han proporcionado materiales promocionales sin fundamentos técnicos sólidos. Recordó cómo el Acueducto II, inicialmente diseñado para garantizar agua durante cinco décadas, ya enfrenta limitaciones apenas 17 años después, lo que genera dudas sobre la durabilidad de nuevas propuestas.
Por su parte, Pamela Siurob expresó preocupación acerca de la calidad del agua que alimentará el proyecto. Destacó que la presa en cuestión recibe escurrimientos contaminados provenientes de industrias, establecimientos agrícolas y comunidades cercanas en Huimilpan. Esto plantea interrogantes sobre si el agua será realmente apta para usos humanos o industriales. Mientras tanto, diputados como Edgar Inzunza y Sinuhé Piedragil, ambos de Morena, reiteraron la necesidad de revisar el esquema financiero del proyecto, subrayando que cualquier análisis debe realizarse desde un enfoque técnico y no político.
Finalmente, Paul Ospital, representante de Movimiento Ciudadano, enfatizó que el documento debe ser evaluado por todos los integrantes del Congreso, no solo por un individuo. Esta demanda refleja la urgencia de un proceso más inclusivo y transparente.
Desde una perspectiva periodística, esta situación revela la importancia de la transparencia gubernamental y la participación ciudadana en proyectos de gran envergadura. La falta de claridad puede erosionar la confianza pública y generar desconfianza hacia las instituciones. Es crucial que tanto los legisladores como los expertos ambientales trabajen juntos para garantizar que decisiones clave estén basadas en evidencia científica y prioricen el bienestar colectivo. Este caso también destaca la necesidad de debates abiertos donde todas las voces sean escuchadas antes de implementar cambios estructurales.