Desde su infancia, Babu Santana mostró una determinación inquebrantable para forjar su propio camino. Aún siendo un joven, se sumergió en el mundo laboral ayudando en un quiosco en la famosa playa de Ipanema, en Río de Janeiro. Durante este período, también realizó diversas ocupaciones que le permitieron adquirir experiencia y conocer mejor la sociedad. Trabajó como limpiador, albañil, decorador de escuelas de samba y hasta electricista, lo que le dio una perspectiva única sobre distintos aspectos del trabajo.

Su entorno familiar jugó un papel crucial en su desarrollo personal y artístico. Su padre, quien trabajaba como vigilante en el Teatro Fénix, donde la televisora Globo grababa algunas de sus producciones, le ofreció la oportunidad de asomarse al mundo de la actuación desde temprana edad. Sus tíos, siempre motivadores, fomentaron su interés por la cultura, guiándolo hacia el refinamiento necesario para destacar en el arte. Estos apoyos familiares fueron esenciales para moldear su futuro.

En 1997, Babu Santana dio un paso decisivo en su carrera al incorporarse al Teatro Nós do Morro. Este hito marcó no solo el inicio de su trayectoria actoral, sino también su transformación personal. La dedicación y perseverancia demostradas durante su juventud le abrieron puertas hacia un futuro prometedor. Su historia refleja cómo el esfuerzo combinado con el apoyo adecuado puede llevar a cualquier persona a alcanzar grandes metas, inspirando a otros a perseguir sus sueños sin miedo.