La crisis sanitaria global expuso con claridad las insuficiencias tecnológicas que enfrentaba España en términos de infraestructura digital. Durante los primeros meses de la pandemia, el Ministerio de Sanidad se vio obligado a improvisar soluciones debido a la falta de herramientas interoperables entre las administraciones estatales y regionales. Esta deficiencia afectó directamente la coordinación en áreas clave como la vigilancia epidemiológica y la gestión de vacunas.
Un ejemplo notorio fue el Sistema de Vigilancia Epidemiológica (SIVIES), cuya incapacidad para adaptarse rápidamente al volumen de datos generado por la pandemia evidenció su obsolescencia. Además, el sistema de sanidad exterior (SISAEX) presentaba limitaciones técnicas significativas, lo que motivó la implementación urgente de aplicaciones alternativas como el SPTH para monitorear la entrada de viajeros internacionales.
A pesar de estas dificultades iniciales, el Ministerio logró desarrollar en tiempo récord plataformas fundamentales para abordar desafíos específicos. La aplicación REGCAVU, diseñada para registrar las vacunas administradas en España, demostró ser una solución efectiva aunque incompleta. Sin embargo, el país aún carece de un sistema integrado de registro de vacunas interoperable, destacándose el retraso en la regulación y puesta en marcha del Sistema de Información de Vacunaciones e Inmunizaciones (SIVAIN).
Estas innovaciones emergentes, aunque exitosas en gran medida, también revelaron la dependencia excesiva de herramientas comerciales ofimáticas, que comprometieron aspectos críticos como la continuidad, seguridad y trazabilidad de la información. Este enfoque inicial, aunque comprensible en momentos de urgencia, subraya la necesidad de sistemas más robustos y sostenibles a largo plazo.
Desde finales de 2021, la Estrategia de Salud Digital ha marcado un punto de inflexión en la modernización de los sistemas de salud pública. Aunque se han registrado avances sustanciales, persiste el desafío de integrar completamente estos desarrollos en un marco unificado. Esta falta de cohesión impacta negativamente en la planificación estratégica y en la ejecución eficiente de proyectos tecnológicos.
Uno de los objetivos prioritarios es la creación de un sistema integrado de gestión de alertas y emergencias sanitarias. Este sistema permitiría no solo centralizar la información crítica, sino también facilitar su accesibilidad y compatibilidad entre niveles estatales y autonómicos. Este enfoque integral es crucial para garantizar respuestas ágiles y coordinadas ante futuros brotes o crisis.
Entre las propuestas formuladas por el Tribunal de Cuentas destaca la necesidad de fortalecer los recursos humanos en el ámbito tecnológico del Ministerio de Sanidad. Este refuerzo permitiría reducir la dependencia de contrataciones externas y asegurar un desarrollo más independiente y seguro de sistemas digitales. Asimismo, se sugiere la asignación de presupuestos específicos para completar desarrollos pendientes, como los sistemas centinelas de vigilancia de enfermedades respiratorias agudas.
Otra recomendación relevante es la implementación de un sistema único para el seguimiento del VIH/SIDA, una iniciativa que podría revolucionar la manera en que se gestiona esta enfermedad a nivel nacional. Por último, garantizar la interoperabilidad entre la información de los centros de vacunación y la Historia Clínica Digital del Sistema Nacional de Salud (SNS) representa un paso fundamental hacia una atención sanitaria más personalizada y eficiente.