La ovulación es un proceso fundamental en el ciclo menstrual de una mujer. Sin embargo, la presencia de reglas mensuales no garantiza automáticamente la posibilidad de concebir sin complicaciones. Los especialistas en reproducción asistida explican que aunque la ovulación es necesaria para la fertilidad, no es suficiente por sí sola. La calidad de los óvulos juega un papel determinante en la capacidad de una mujer para gestar un bebé sano.
Es importante entender que la calidad de los óvulos disminuye con la edad. A medida que las mujeres envejecen, especialmente después de los 35 años, los óvulos pierden su capacidad de ser fecundados exitosamente. Esto significa que, aunque una mujer tenga ciclos menstruales regulares, su fertilidad puede estar comprometida debido a factores relacionados con la edad. Este fenómeno explica por qué muchas mujeres mayores de 40 años experimentan dificultades para quedar embarazadas, a pesar de mantener reglas mensuales.
Uno de los mitos más extendidos es que la fertilidad solo empieza a declinar significativamente a partir de los 40 años. Sin embargo, esta creencia está lejos de ser cierta. Según expertas como la Dra. Federica Moffa, ginecóloga especialista en fertilidad, la caída en la fertilidad comienza mucho antes, alrededor de los 30 años, y se vuelve considerable a partir de los 35. Esta información es crucial para quienes buscan planificar sus familias con anticipación.
La menopausia no es el único indicador de la pérdida de fertilidad. De hecho, la fertilidad puede disminuir hasta una década antes de la menopausia, incluso cuando la mujer sigue teniendo reglas regulares. Este hecho subraya la importancia de no confiar únicamente en la presencia de menstruación como garantía de fertilidad. Las mujeres deben estar atentas a otros signos y cambios que pueden alertar sobre la disminución de su capacidad reproductiva.
Los cambios sutiles en la duración de los ciclos menstruales pueden ser un indicio de declive en la función ovárica. Por ejemplo, si los intervalos entre los ciclos se vuelven más largos o más cortos, esto podría señalar una disminución en la calidad de los óvulos. Estos cambios son frecuentes durante la perimenopausia, una fase transitoria que precede a la menopausia y dura aproximadamente de 4 a 5 años.
La perimenopausia trae consigo una serie de síntomas que van más allá de los alteraciones menstruales, incluyendo sofocos, cambios de humor, problemas de sueño y dificultades cognitivas. Durante este periodo, aunque aún sea posible lograr un embarazo natural, las probabilidades se reducen significativamente. Es vital que las mujeres estén informadas sobre estos cambios y consulten a sus médicos si notan alguna irregularidad en sus ciclos.
No solo la edad de la mujer afecta la fertilidad; la del hombre también juega un papel crucial. Contrariamente a lo que se cree comúnmente, la fertilidad masculina también se ve impactada negativamente con el paso del tiempo. A partir de los 50 años, la calidad del esperma empieza a disminuir, aumentando el riesgo de anomalías genéticas en los espermatozoides.
Esto significa que las parejas que buscan tener hijos deben considerar tanto la edad de la mujer como la del hombre. La conciencia de estos factores puede ayudar a tomar decisiones más informadas sobre cuándo intentar concebir y qué opciones están disponibles si surgen dificultades. La salud reproductiva es un aspecto integral que involucra a ambos miembros de la pareja.