En el corazón del West Village de Manhattan, un lugar icónico para los seguidores de "Sexo en Nueva York" está a punto de cambiar. Durante años, el edificio situado en Perry Street ha sido un destino obligado para turistas y fanáticos que deseaban capturar un momento frente a la entrada que se hizo famosa gracias a la serie. Sin embargo, debido a la creciente invasión de visitantes, la propietaria ha solicitado instalar una puerta de hierro en las escaleras, lo que pondrá fin al acceso ininterrumpido que los admiradores han tenido durante décadas. Este cambio responde a la necesidad de proteger la privacidad de los residentes y preservar el patrimonio histórico del barrio.
La vivienda, construida en 1866, se convirtió en un símbolo cultural cuando apareció como el hogar de la protagonista en la popular serie televisiva. Aunque la propiedad fue adquirida por Barbara Lorber mucho antes de que la serie alcanzara su éxito mundial, nunca imaginó que su casa se transformaría en un destino turístico tan concurrido. Los primeros días de rodaje parecían inofensivos, pero con el paso del tiempo, el flujo constante de visitantes comenzó a causar problemas significativos. Pese a los esfuerzos por limitar el acceso con carteles y cadenas, los fans continuaron subiendo a la cadena, tomando fotos, grabando videos e incluso realizando acciones indebidas como intentar abrir la puerta o pintar grafitis en los escalones.
Lorber recordó cómo en los inicios de la serie accedió amablemente a permitir que la fachada de su casa fuera utilizada, sin prever el impacto que tendría. Ahora, después de más de dos décadas de visitantes constantes, siente que es necesario tomar medidas para proteger la tranquilidad de los residentes. La nueva puerta, cuyo diseño ha sido aprobado por las autoridades locales, se ajustará al estilo histórico del edificio, garantizando que no altere su apariencia original. Esto permitirá que el lugar siga siendo un punto de interés para los entusiastas de la serie, quienes podrán seguir disfrutando de la vista desde la calle.
A pesar de la instalación de la puerta, se espera que el edificio continúe siendo un lugar de peregrinación para los admiradores de "Sexo en Nueva York". Los fanáticos aún podrán fotografiar la fachada desde la acera, pero ya no podrán acceder a las escaleras ni invadir el espacio privado. Lorber ha sido enfática en su solicitud, pidiendo respeto para la privacidad de los residentes mientras se mantiene abierta a que las personas sigan disfrutando del lugar desde el exterior. Esta medida marca el fin de una era, pero también abre una nueva página en la historia de este emblemático edificio.