En este 2025, la Real Unión de Criadores de Toros de Lidia (RUCTL) celebra su 120º aniversario, marcando un hito en la historia de una tradición profundamente arraigada en España. Carlos Domecq Martel, hijo de Santiago Domecq y representante de los jóvenes ganaderos, reflexiona sobre el papel vital que juegan las ganaderías extensivas en la preservación de la biodiversidad y la economía rural. Frente a desafíos como políticas agrarias insuficientes y críticas mal informadas hacia la tauromaquia, los ganaderos actuales abogan por un modelo sostenible que combine innovación y respeto por el patrimonio cultural.

Un Legado Vivo en Transformación

En un domingo soleado del mes de mayo de 2025, desde los amplios horizontes de las dehesas españolas, Carlos Domecq Martel expresa su visión sobre el futuro del campo bravo. En estas tierras donde pastan los toros bravos, se conservan no solo animales singulares, sino también paisajes naturales únicos, como encinares centenarios y alcornoques milenarios. Estos ecosistemas son fundamentales para proteger especies en peligro y mantener comunidades rurales viables.

Los jóvenes ganaderos enfrentan retos significativos. Políticas agrícolas diseñadas lejos de la realidad cotidiana del campo dificultan su labor diaria. Además, la falta de apoyo específico y el riesgo de exclusión de ayudas esenciales amenazan su subsistencia. A pesar de ello, estos profesionales están comprometidos con mejorar continuamente el bienestar animal y desarrollar prácticas más sostenibles, abriendo sus puertas a quienes deseen comprender de cerca su trabajo.

Cada linaje ganadero guarda historias únicas, formas distintas de entender la crianza y tradiciones heredadas que conforman un tesoro invaluable. Proteger esta diversidad genética y cultural requiere no solo esfuerzo individual, sino también políticas públicas que reconozcan su importancia trascendental.

Desde Madrid, durante las celebraciones de San Isidro, se recuerda que el campo y el toro son inseparables elementos de una cultura viva. El desafío actual consiste en adaptarse sin perder la esencia, tal como lo ha hecho la RUCTL durante más de un siglo.

Desde una perspectiva periodística, esta reflexión nos invita a reconsiderar cómo valoramos nuestras tradiciones culturales y su conexión con la naturaleza. No se trata de oponer pasado y presente, sino de encontrar caminos que integren ambos aspectos hacia un futuro equilibrado. Este testimonio pone de manifiesto la necesidad urgente de políticas más justas y comprensivas que respalden modelos sostenibles capaces de preservar tanto nuestra biodiversidad como nuestras raíces culturales.