La importancia del juego en el desarrollo integral de la infancia a menudo se subestima, enfocándose erróneamente solo en actividades con fines didácticos o que promuevan el pensamiento lógico-matemático. Sin embargo, el juego libre, especialmente el juego simbólico con muñecas, se revela como un pilar fundamental para el crecimiento emocional y cerebral de los menores. En este sentido, expertos en psicología infantil, como Alberto Soler, resaltan cómo estas actividades, lejos de ser meros pasatiempos, son cruciales para el aprendizaje de habilidades vitales, como la autonomía, la capacidad de establecer límites y la interacción social. A través del juego, los niños no solo se divierten, sino que también interiorizan el funcionamiento del mundo y forjan las bases de su bienestar emocional y cognitivo.
Recientemente, una investigación llevada a cabo por la Universidad de Cardiff, en colaboración con Barbie, titulada 'Beneficios del Juego con Muñecas', ha arrojado luz sobre el profundo impacto de estas actividades en el cerebro infantil. El estudio, que comparó la actividad cerebral de niños jugando solos con muñecas frente a aquellos que interactuaban con una tablet, identificó diferencias significativas en las áreas cerebrales asociadas con la empatía y el pensamiento prosocial. Alberto Soler, psicólogo infantil y divulgador, explicó que, aunque la experiencia subjetiva del juego pueda parecer similar, los procesos neuronales subyacentes son marcadamente distintos. Esta investigación subraya que el juego con muñecas estimula el lenguaje relacionado con los estados emocionales internos, permitiendo a los niños expresar y comprender mejor sus propios sentimientos y los de los demás.
El psicólogo Soler argumenta que el juego es, posiblemente, la actividad más relevante que pueden realizar los niños durante su infancia, ya que constituye el medio principal a través del cual se adquieren los aprendizajes más cruciales. Desde desarrollar la autonomía hasta aprender a establecer límites y comprender las dinámicas sociales, el juego proporciona un entorno seguro y enriquecedor para estas experiencias. La empatía y las habilidades sociales son directamente cultivadas mediante el juego con muñecas y el juego simbólico en general, ya que facilitan la capacidad de ponerse en el lugar del otro y explorar diferentes roles. Además, el juego, en sus diversas formas, fomenta la creatividad y el pensamiento lateral, herramientas esenciales para afrontar los desafíos diarios.
Aunque el estudio mencionado destacó que el juego solitario con muñecas activa el lenguaje emocional más que el juego acompañado, esto no implica que se deba priorizar el aislamiento. Más bien, desmitifica la idea de que un niño jugando solo esté realizando una actividad perjudicial. Es vital ofrecer siempre el tiempo y el apoyo de los adultos, así como oportunidades para interactuar con otros niños, especialmente en un contexto actual de bajas tasas de natalidad. No obstante, el conocimiento de que el juego solitario también aporta beneficios significativos ofrece tranquilidad a los padres, sabiendo que sus hijos están desarrollando habilidades importantes incluso cuando no hay compañeros de juego presentes.
Al comparar los juegos tradicionales, como la construcción, los juegos de mesa y el juego con muñecas, Soler enfatiza que cada uno ofrece beneficios únicos. Mientras que los juegos de muñecas son excelentes para el juego de roles y el fomento de la empatía, los juegos de construcción estimulan la visión visoespacial y el pensamiento matemático, y los juegos de reglas enseñan negociación y estrategia. Todos estos juegos, especialmente aquellos que son tangibles y adaptados a la etapa de desarrollo del niño, contribuyen positivamente a su crecimiento. Es fundamental respetar el ritmo de desarrollo individual de cada niño, evitando forzar etapas o tipos de juego para los que aún no están preparados. La naturaleza del niño lo guiará hacia el juego simbólico de forma natural, en sintonía con su desarrollo cerebral.
La persistencia de estereotipos de género en el juego infantil sigue siendo un desafío, aunque Soler observa un avance positivo en la libertad con la que los niños de hoy pueden elegir sus juegos, en comparación con generaciones anteriores. Cada vez es más común ver a niños jugar con muñecas y a niñas participar en deportes tradicionalmente asociados a los varones, lo que indica un derrumbe progresivo de estas barreras. Sin embargo, el mensaje clave es no forzar a los niños a jugar con juguetes que no les atraen, sino permitirles explorar libremente lo que les interese, ya que el juego, en esencia, trasciende el género.
Finalmente, la pandemia de COVID-19 dejó una huella significativa en el bienestar psicológico de niños y adolescentes, impactando su forma de jugar y desarrollarse. La interrupción de la interacción cara a cara con sus pares, crucial para su desarrollo social, y el aumento drástico en la exposición a pantallas, generaron consecuencias negativas como retrasos en el habla y el lenguaje, e incluso perfiles que podían confundirse con trastornos del espectro autista. Además, se observó un incremento en casos de acoso y problemas de imagen corporal en la adolescencia. No obstante, Soler es optimista y señala que la sociedad está cada vez más consciente de estos peligros, y se están implementando medidas para regular la exposición a pantallas y revertir estas tendencias negativas. La recuperación y el avance en esta dirección son posibles a medida que se prioriza la salud mental y física de las nuevas generaciones.
El juego representa una esfera vital para el desarrollo infantil, trascendiendo la mera diversión para convertirse en un motor esencial de crecimiento cognitivo y emocional. Fomentar un entorno donde los niños puedan explorar libremente diversas formas de juego, sin las limitaciones de estereotipos de género, es crucial para cultivar habilidades como la empatía, la creatividad y la resolución de problemas. La interacción lúdica, tanto individual como social, moldea la comprensión del mundo por parte de los niños y fortalece su bienestar psicológico, permitiéndoles construir una base sólida para su futuro.