En una obra que mezcla hechos reales con elementos imaginativos, el ejecutivo de medios Luis Enríquez presenta "József el húngaro", una novela que sigue la enigmática vida de un hombre desaparecido. Inspirada en relatos orales proporcionados por Fernando Campos, dueño de una taberna irlandesa donde József trabajó como portero, esta historia explora las huellas de un viajero incansable cuyo paradero se perdió a principios del siglo XXI. A través de notas esquemáticas y fragmentadas recogidas por su jefe, Enríquez hilvana una narrativa que oscila entre crónica periodística y ficción literaria, respetando siempre el núcleo esencial de la biografía original.
La vida de József, un personaje marcado por múltiples exilios, refleja un continuo escape hacia adelante, llevándolo desde Budapest hasta destinos tan distantes como París, Ruanda o incluso Madrid. Su existencia está definida por decisiones que lo empujan constantemente a nuevas aventuras, aunque estas también acarreen infortunio tras infortunio. Según Enríquez, este ciclo perpetuo de fuga captura perfectamente la esencia humana de buscar nuevos horizontes sin importar las consecuencias. El autor utiliza sus propias experiencias vitales para darle color al protagonista, conectando referencias musicales y culturales que ambos comparten.
Este proyecto no solo representa una exploración literaria sino también una reflexión sobre el arte del periodismo moderno. Enríquez menciona figuras influyentes como Talese, Carrère y Thompson como inspiración directa para su estilo narrativo. La escritura de "József el húngaro" surgió durante un período de transición personal cuando dejó su trabajo en Vocento, permitiéndole dedicarse plenamente a contar esta historia única.
A pesar de los avances tecnológicos y la proliferación de redes sociales, Enríquez aboga por mantener altos estándares informativos basados en la verdad y presentación razonable de hechos. Critica duramente la tendencia actual de los medios digitales a priorizar sensacionalismo sobre calidad editorial. También expresa preocupación por cómo los consumidores de noticias han adoptado hábitos superficiales que limitan su capacidad crítica.
Más allá de debates profesionales, la búsqueda de Jósef permanece sin respuesta, sirviendo como recordatorio constante de que una vida llena de emociones intensas puede ocultar profundas penurias internas. Enríquez concluye que tal existencia, aunque fascinante, puede resultar extremadamente dolorosa debido a las circunstancias adversas enfrentadas por aquellos que viven en constante movimiento.