En el marco de una celebración que marca el inicio de la temporada taurina en Sevilla, Victorino Martín, destacado ganadero y presidente de la Fundación Toro de Lidia, pronunció un emotivo pregón. En su intervención, destacó la relación histórica entre Sevilla y el mundo taurino, mientras abogaba por preservar la tauromaquia como patrimonio cultural. Este evento tradicional, organizado por la Real Maestranza de Caballería con el apoyo del Ayuntamiento, reunió a figuras clave del toreo para rendir homenaje al arte y la cultura asociados a esta práctica.
Martín no solo evocó recuerdos personales vinculados a Sevilla y su historia taurina, sino que también defendió la relevancia del toro bravo en la actualidad. Según él, este animal representa una raza única cuya grandeza se manifiesta plenamente en las plazas de toros. Además, resaltó los valores inherentes a los festejos taurinos y llamó a la comunidad taurina a comprometerse con su promoción y preservación frente a los desafíos actuales.
Victorino Martín compartió experiencias personales que reflejan su profundo vínculo con Sevilla y su tradición taurina. Desde sus primeros contactos con el mundo del toreo hasta su participación activa como criador, describió cómo la capital andaluza lo inspiró profundamente. En particular, mencionó momentos significativos como la alternativa de su sobrino Pepe Luis y el impacto que le causaron las actuaciones de Curro Romero.
A lo largo de su discurso, Martín tejió una narrativa que conecta su vida profesional con los hitos históricos de Sevilla. Recordó cómo adquirió los derechos del hierro del marqués de Albaserrada, marcando el inicio de su trayectoria como ganadero. Este legado ha dejado huella en la ciudad, donde sus astados han protagonizado tardes memorables, incluyendo un indulto histórico otorgado a "Cobradiezmos". A través de estas historias, Martín puso de relieve la importancia de preservar la memoria colectiva de la tauromaquia sevillana.
Más allá de la nostalgia, Martín enfatizó la necesidad de defender la tauromaquia como expresión cultural ante los tiempos convulsos que enfrenta este arte. Argumentó que la grandeza del toro bravo radica en su conexión intrínseca con las plazas de toros, donde alcanza su máximo esplendor. Sin esta interacción, sostuvo, la especie podría desaparecer.
El ganadero desarrolló una defensa vigorosa de la tauromaquia, subrayando que la cultura auténtica surge de la voluntad popular y no de imposiciones gubernamentales. Explicó que el toro bravo contemporáneo es fruto de una evolución constante, adaptándose a exigencias artísticas cada vez más elevadas. Por ello, instó a todos los actores involucrados en este universo a trabajar conjuntamente para promoverlo sin complejos. Además, destacó los valores humanos que los festejos taurinos enseñan, como la inteligencia, el valor y el compañerismo, elementos fundamentales para enfrentar los retos cotidianos.