Conforme avanzaba la tarde, los asistentes comenzaron a sentir la magia del festival cuando Joe Talbot lideró a su banda hacia un escenario vibrante. Su presentación no solo fue musical, sino también emocional. Las letras de sus canciones, cargadas de significado social y político, conectaron profundamente con el público presente. Desde el inicio, Talbot eligió Colossus, un tema icónico de su discografía anterior, para establecer un vínculo inmediato con quienes lo escuchaban.
El espectáculo visual complementó perfectamente la experiencia auditiva. El cabello teñido del cantante brillaba bajo los reflectores mientras Mark Bowen realizaba movimientos arriesgados sobre el escenario, demostrando que Idles es mucho más que una banda de rock; son artistas comprometidos con su audiencia. Además, su mensaje constante de libertad para Palestina resonó fuertemente entre los asistentes, transformando cada concierto en una declaración política poderosa.
A medida que el sol se ocultaba tras las montañas cercanas, FKA Twigs tomó el control absoluto del ambiente con su actuación electrónica llena de energía. Dividiendo su show en tres bloques distintos, logró mantener la atención del público durante toda su presentación. Cada bloque representaba diferentes etapas de su carrera artística, desde temas recientes como Perfect Stranger hasta clásicos como Weak Spot y Cellophane. Los bailarines que acompañaban a Twigs añadieron dinamismo y sensualidad al conjunto, creando una atmósfera única que dejó huella en todos los presentes.
Su estilo innovador y su capacidad para fusionar géneros musicales hicieron que esta parte del festival destacara por encima del resto. No solo interpretó sus propias composiciones, sino que también hizo homenajes sutiles a influencias pasadas, mostrando así su versatilidad como artista contemporánea.
Mientras tanto, en otros rincones del festival, jóvenes talentos locales como Ultralágrima daban forma a un futuro prometedor dentro de la industria musical española. A pesar de enfrentarse a condiciones climáticas adversas debido al calor abrasador, estos músicos valencianos lograron cautivar a una multitud dedicada con su mezcla de trance pop oscuro y melodías envolventes. Canciones como Dónde tú estás se convirtieron en himnos instantáneos entre los admiradores presentes.
Otro ejemplo notable fue Aiko el grupo, cuyas letras ingeniosas y humorísticas generaron risas y aplausos continuos entre los asistentes. Su habilidad para conectar con el público mediante mensajes ligeros pero significativos evidenció el poder del arte en su forma más auténtica.
Rigoberta Bandini llevó su carisma personal al pequeño escenario circular instalado en The Levi’s Plaza, demostrando que incluso en espacios reducidos puede haber grandes momentos musicales. Con apenas siete canciones en su repertorio, capturó la esencia misma de su música: directa, sincera y divertida. Temas como Pamela Anderson y Perra reflejaron su personalidad pizpireta y su habilidad para crear conexiones inmediatas con cualquier tipo de audiencia.
Beabadoobee cerró esta etapa inicial del festival con notas dulces y nostálgicas que transportaron a muchos a épocas pasadas. Su voz angelical y su estilo melancólico recordaron a aquellos que aún no habían vivido los años 90 cómo sería experimentar esa década dorada de la música pop. Canciones como Sunny Day y One Times consolidaron su posición como una figura emergente dentro de este género musical.
Conforme avanzaba la noche, Jamie XX y Charlie XCX tomaron el testigo del liderazgo artístico, elevando aún más la temperatura del festival. Ambos artistas ofrecieron shows memorables que combinaron producción electrónica sofisticada con performances visuales impactantes. La colaboración especial entre Charlie XCX y Troye Sivan elevó la experiencia a otro nivel, demostrando cómo dos voces distintivas pueden trabajar juntas para crear algo excepcional.
Este cierre épico resumió todo lo que representa el Primavera Sound: diversidad, inclusión y una celebración sin precedentes de la cultura global contemporánea. Cada nota tocada y cada palabra cantada contribuyó a formar una narrativa colectiva que permanecerá en la memoria de todos los que tuvieron la oportunidad de participar.