En el a\u00f1o 1925, el c\u00e9lebre escritor Ernest Hemingway inmortaliz\u00f3 la atm\u00f3sfera del bar del Hotel Palace en su novela 'Fiesta' ('The Sun Also Rises'). Conocido por su predilecci\u00f3n por este establecimiento durante sus visitas a Madrid y al Museo del Prado, Hemingway disfrutaba de sus Dry Martinis en el local que entonces se asomaba a la Carrera de San Jer\u00f3nimo. Las palabras de Hemingway evocan la placidez de aquellos d\u00edas, sugiriendo un final de \u00e9poca. Durante d\u00e9cadas, este espacio, antes conocido como 1912 Museo Bar y m\u00e1s tarde como Sal\u00f3n Hemingway bajo la gesti\u00f3n de Westin, mantuvo un estilo ingl\u00e9s, con interiores de madera y tapicer\u00edas verdes. Algunos asiduos, como el ling\u00fcista y entusiasta de los c\u00f3cteles Alberto G\u00f3mez Font, rememoran la belleza de sus ventanales oscuros hacia la Plaza de Neptuno y un singular retablo oriental detr\u00e1s de la barra, elementos que, lamentablemente, han desaparecido con las reformas.
La \u00faltima renovaci\u00f3n del bar, parte de un ambicioso proyecto de restauraci\u00f3n integral del Hotel Palace inaugurado en marzo, lo ha rebautizado como el 27 Club. Este nuevo nombre rinde tributo a la ic\u00f3nica Generaci\u00f3n del 27, cuyos miembros, algunos de ellos asiduos al bar, encontraban en \u00e9l un refugio. Paloma Garc\u00eda Gaxa, directora de marketing y comunicaci\u00f3n del Palace, subraya la intenci\u00f3n de fusionar el legado hist\u00f3rico con una est\u00e9tica contempor\u00e1nea. La moqueta ha sido eliminada, revelando el suelo original de madera, y el dise\u00f1ador L\u00e1zaro Rosa-Viol\u00e1n ha impreso su sello. El espacio ahora exhibe tesoros hist\u00f3ricos como el primer tel\u00e9fono del hotel, el antiguo logo con los escudos belga y espa\u00f1ol, copas de plata de la inauguraci\u00f3n de 1912, y recuerdos de la estancia de Picasso. Incluso se exhibe una an\u00e9cdota po\u00e9tica de Lorca y Dal\u00ed, que intentaron saldar una cuenta con un dibujo. Es, sin duda, un bar que colecciona historias y arte.
La creaci\u00f3n del Hotel Palace, promovida por Alfonso XIII y materializada por el belga George Marquet sobre los cimientos del palacio de los Duques de Medinaceli, fue una iniciativa para modernizar Madrid y rivalizar con el cercano Ritz. Inaugurado el 12 de diciembre de 1912, el hotel ha vivido m\u00faltiples transformaciones: de hospital durante la Guerra Civil a sede de la primera embajada de la China de Mao, e incluso centro de gobierno durante la crisis del 23F. Este establecimiento es mucho m\u00e1s que un hotel de lujo; es un testigo de la historia espa\u00f1ola.
A pesar de que el calor veraniego de Madrid persiste, las ventanas por las que Hemingway observaba la ciudad ya no est\u00e1n. El bar, antes un remanso de tranquilidad y discreci\u00f3n, como se\u00f1alaba G\u00f3mez Font, ha cambiado. Aunque los c\u00f3cteles siempre fueron excelentes, los precios pod\u00edan alejar a la clientela local. Hoy en d\u00eda, la vestimenta es m\u00e1s relajada, lejos de la obligaci\u00f3n de corbata de anta\u00f1o, reflejando una nueva era del lujo. Figuras legendarias como Chicote, Jacinto Sanfeli\u00fa o Eliseo Ib\u00e1\u00f1ez marcaron una \u00e9poca. El fil\u00f3logo y ex-barman recuerda a Ib\u00e1\u00f1ez como un maestro, no solo en la preparaci\u00f3n de c\u00f3cteles, sino en la capacidad de hacer sentir c\u00f3modos a los clientes, compartiendo cultura y conversaci\u00f3n. La famosa coctelera en forma de ca\u00f1\u00f3n de Ib\u00e1\u00f1ez, perdida y luego recuperada, simboliza la riqueza de su historia. Este bar, pionero en Madrid, fue una cuna de grandes talentos de la cocteler\u00eda entre los a\u00f1os 30 y 50, seg\u00fan el experto Fran\u00e7ois Monti, quien insiste en la necesidad de recuperar ese legado para reafirmar su posici\u00f3n como el bar de hotel m\u00e1s importante de la cocteler\u00eda madrile\u00f1a.
No hay lugar para la nostalgia en el resurgir del bar del Palace. Como afirmaba Jos\u00e9 Luis Garci en 'Beber de cine' (1997), los a\u00f1os dorados de c\u00f3cteles como el Gin Fizz est\u00e1n regresando, as\u00ed como el glamour de los grandes hoteles. Garci, asiduo del Palace, elogiaba sus c\u00f3cteles y la atm\u00f3sfera de la Rotonda, con su "aroma a Belle \u00c9poque". La renovaci\u00f3n ha realzado este espacio, restaurando las vidrieras de la c\u00fapula modernista, obra de Bonet (los mismos de la Sagrada Familia), y reintegrando la l\u00e1mpara de bronce Art Dec\u00f3. La nueva barra circular de m\u00e1rmol en el bar La C\u00fapula ofrece creaciones con nombres evocadores como Dora Maar. En el 27 Club, los jueves hay sesiones de jazz en vivo que recrean el esp\u00edritu de los a\u00f1os veinte. A pesar de una carta que revisita cl\u00e1sicos, los Old Fashioned y Dry Martinis siguen siendo los favoritos. El equipo actual, con profesionales como Jos\u00e9 Manuel Carballo, quien lleva casi 30 a\u00f1os en el bar, es testigo de an\u00e9cdotas como la venta de un Macallan 200 Aniversario por 545 euros la copa. La transici\u00f3n del hotel a la insignia The Luxury Collection augura un futuro prometedor. Retirados del servicio pero con el coraz\u00f3n a\u00fan en el bar, figuras como Alarico P\u00e9rez Lapaz, quien sirvi\u00f3 a celebridades como Ava Gardner y Cary Grant, o preparaba el Gibson a gusto de Severo Ochoa, reflejan la dedicaci\u00f3n y el arte de la cocteler\u00eda cl\u00e1sica. La joven Raquel, con su White Negroni de amontillado y licor de setas, representa la nueva generaci\u00f3n, fusionando la tradici\u00f3n con la innovaci\u00f3n en este ic\u00f3nico espacio que sigue marcando el pulso de la cocteler\u00eda madrile\u00f1a.