En un recorrido lleno de altibajos, el futbolista belga Dodi Lukebakio ha encontrado en Sevilla su hogar deportivo. Tras destacarse en la Bundesliga con el Hertha Berlín, donde marcó once goles, Lukebakio se trasladó al sur de España en agosto del año pasado. Inicialmente, enfrentó desafíos personales y profesionales, pero gracias a su fe inquebrantable y determinación, se ha convertido en una figura esencial para el equipo andaluz. Hoy, a punto de enfrentarse al Real Madrid en el Santiago Bernabéu, Lukebakio no solo ha revitalizado su carrera, sino que también ha encontrado un lugar especial en el corazón de los aficionados sevillistas.
En una tarde otoñal, bajo un cielo teñido de dorado, Víctor Orta, director deportivo del Sevilla, observaba atentamente las actuaciones en la Bundesliga. Allí descubrió a un joven delantero que combinaba habilidad técnica con una profunda fe religiosa. Ese jugador era Dodi Lukebakio, quien en ese momento brillaba con el Hertha Berlín. Tras una negociación exitosa, el club hispalense invirtió ocho millones de euros en este talentoso futbolista.
A pesar de un comienzo prometedor en Sevilla, marcado por dos goles tempranos, Lukebakio enfrentó momentos difíciles. Problemas familiares le obligaron a viajar repetidamente a Bélgica, lo que afectó su rendimiento y posteriormente sufrió una lesión en la rodilla. Sin embargo, durante esos tres meses de recuperación, encontró consuelo en su fe y en su hija recién nacida. “Muchos creen en Jesús solo cuando todo está bien, pero yo he elegido alabarle en este momento”, escribió en sus redes sociales, demostrando su fortaleza espiritual.
Su regreso fue meteórico. Lukebakio ayudó al Sevilla a asegurar la salvación y terminó siendo convocado para representar a Bélgica en la Eurocopa. Con Ronaldinho y Cristiano Ronaldo como inspiración, el belga ha logrado marcar siete goles en las primeras diecisiete jornadas de Liga, consolidándose como uno de los jugadores más destacados del campeonato. Su estilo de juego, ahora más maduro y versátil, ha cautivado tanto a los aficionados como a otros equipos importantes, quienes ya muestran interés en sus servicios.
La historia de Lukebakio no se entiende sin mencionar su fe en Jesucristo, quien describe como su único ídolo. En cada partido, lleva consigo una muñequera con el nombre de Cristo y mensajes bíblicos en sus espinilleras, recordándole siempre cuál es su verdadera guía.
Desde sus inicios en el Toulouse hasta su paso por el Charleroi y Watford, Lukebakio siempre mantuvo presente su vocación cristiana. Incluso cuando tuvo que jugar un partido amistoso con la República Democrática del Congo para obtener la nacionalidad y poder competir profesionalmente, rechazó volver a representar a ese país esperando la llamada de Bélgica, que finalmente llegó.
La historia de Dodi Lukebakio nos enseña que la perseverancia y la fe pueden ser instrumentos poderosos en momentos de adversidad. A pesar de los obstáculos, Lukebakio nunca perdió la esperanza ni su conexión con lo que considera más importante en su vida. Este relato no solo es un testimonio de superación personal, sino también un recordatorio de que, incluso en el mundo competitivo del fútbol, hay espacio para valores trascendentales que pueden llevarnos a alcanzar grandes logros.