En una noche que quedará grabada en la memoria musical de Argentina, Duki lideró un evento masivo en el Movistar Arena de Buenos Aires, donde su música urbanizó al público con una mezcla explosiva de trap, metal y electrónica. Este fenómeno cultural, que ha transformado al trap en una tercera religión nacional junto al fútbol y el rock, se manifestó en todo su esplendor cuando cientos de asistentes sucumbieron a la intensidad del concierto, desmayándose ante la carga emocional y física del espectáculo. Durante casi dos horas, el artista demostró por qué es considerado el máximo exponente de este género en Sudamérica, fusionando sus raíces con colaboraciones internacionales y elementos del rock argentino.
La velada comenzó antes incluso de que Duki hiciera acto de presencia en el escenario. El recinto ya vibraba con los gritos de los fanáticos coreando su nombre, acompañados por un aroma característico a tabaco y marihuana. Una vez iniciado el espectáculo, el artista bonaerense presentó temas de su último álbum, "Ameri", incluyendo éxitos como "Leitmotiv" y "Nueva Era". Estas canciones no solo reflejaron su estilo único, sino también su trayectoria desde competiciones de free style hasta convertirse en ícono global. A medida que avanzaba el set, la atmósfera dentro del Movistar Arena se volvía cada vez más electrizante, con miles de voces uniéndose para cantar cada estrofa de "Barro".
Lo que distinguió esta presentación fue la incorporación de una banda de rock en vivo, transformando clásicos del trap en himnos metálicos. Canciones como "Rockstar" y "01 dE ENEro" fueron reinterpretadas con guitarras eléctricas y baterías potentes, creando una sinfonía que resonó profundamente entre los asistentes. Duki aprovechó este momento para expresar su amor por el rock, revelando cómo siempre soñó con tener una banda propia. Su habilidad para adaptarse a diferentes géneros musicales evidenció su versatilidad y pasión por explorar nuevos territorios sonoros.
El clímax llegó cuando el artista invitó a un joven admirador al escenario para compartir un dúo en "Goteo". Esta interacción personalizó aún más la experiencia, conectando directamente con las nuevas generaciones que lo ven como un modelo a seguir. Sin embargo, la intensidad del ambiente obligó a los servicios de emergencia a intervenir en varias ocasiones, atendiendo a aquellos afectados por el calor o la euforia desbordante. Pese a estos momentos de pausa, Duki continuó ofreciendo hits como "Hello Cotto" y "Malbec", ambos símbolos de identidad argentina en el ámbito internacional.
Conforme concluía la noche, Duki dejó claro que su éxito no ha cambiado quién es realmente. En "She Don’t Give a Fo" y "Givenchy", reafirmó su autenticidad y conexión con las calles de donde proviene. Los asistentes, algunos tendidos en el suelo debido a la entrega extrema, testificaron la capacidad del artista para mover tanto emociones como cuerpos. Este concierto no solo consolidó a Duki como líder indiscutible del trap argentino, sino también como embajador de una cultura que trasciende fronteras.
Desde Galicia hasta Madrid, Duki prepara una serie de fechas en España que prometen replicar la magia experimentada en Buenos Aires. Con su energía inigualable y su talento innegable, está listo para expandir aún más el alcance del movimiento que él mismo ha ayudado a definir. Este viaje musical no solo redefine las posibilidades del trap, sino que también celebra la riqueza cultural de Argentina en todo su esplendor.