La tregua de Pascua propuesta unilateralmente por el presidente ruso, Vladimir Putin, ha llegado a su fin tras ser objeto de múltiples acusaciones cruzadas entre Moscú y Kiev. Según informaciones del portavoz del Kremlin, Dimitri Peskov, Rusia presentará pruebas sobre las supuestas violaciones cometidas por Ucrania durante este breve alto el fuego. Por su parte, Ucrania afirma que Rusia lanzó más de 3.000 ataques durante este período, mientras que Moscú denuncia cerca de 5.000 infracciones ucranianas. Este intercambio de acusaciones refleja la tensión persistente en el conflicto y plantea dudas sobre las intenciones reales detrás de la iniciativa de tregua.

El anuncio de una pausa bélica durante las celebraciones de Pascua surgió como un gesto simbólico para evaluar la disposición de Ucrania hacia posibles negociaciones de paz. Sin embargo, desde su inicio, ambos bandos se han acusado mutuamente de incumplir los términos del alto el fuego. El portavoz del Kremlin, Dimitri Peskov, declaró que proporcionarán detalles concretos sobre las presuntas violaciones ucranianas a todas las partes interesadas, incluidas potencias internacionales.

Además, Peskov subrayó que esta medida no consultada previamente con Estados Unidos emanaba exclusivamente de la decisión personal del presidente Putin. La idea detrás era medir la "sinceridad" de Ucrania en cuanto a sus intenciones de buscar una solución pacífica al conflicto. Sin embargo, según fuentes recogidas por la agencia Interfax, ambas naciones reportaron múltiples incidentes durante el lapso establecido.

A pesar de estas afirmaciones, las cifras difieren notablemente dependiendo de quién presente los datos. Mientras Ucrania insiste en que Rusia realizó más de 3.000 ataques durante el período de la tregua, Moscú responde señalando casi 5.000 infracciones atribuidas a las Fuerzas Armadas ucranianas. Estas discrepancias sugieren que la verdadera naturaleza de la tregua podría haber sido utilizada más como herramienta propagandística que como un genuino esfuerzo por detener las hostilidades.

Con la conclusión de la tregua de Pascua, tanto Rusia como Ucrania parecen estar lejos de llegar a un acuerdo duradero. Las acusaciones recíprocas solo exacerban las tensiones existentes y complican aún más cualquier posible diálogo futuro. A medida que ambos lados intentan justificar sus acciones ante la comunidad internacional, queda claro que cualquier paso hacia la paz requerirá transparencia y confianza mutua, algo que parece escaso en este conflicto prolongado.