El incendio que se originó en Molezuelas de la Carballeda, situado en la provincia de Zamora, ha adquirido proporciones alarmantes, extendiéndose por más de 36.576 hectáreas. Este siniestro se encamina a ser el más grande registrado en la Península Ibérica desde que se iniciaron las estadísticas oficiales en 1968, superando cualquier evento previo en escala y destructividad. La información obtenida a través del sistema satelital europeo Copernicus subraya la vasta extensión del territorio afectado, que incluye zonas de Zamora y León.
Para determinar la superficie final arrasada por las llamas, es fundamental esperar a la completa extinción del incendio. Solo entonces se podrá realizar un cálculo preciso que excluya las áreas agrícolas y aquellas zonas no forestales que, aunque dentro del perímetro general, no han sido directamente consumidas por el fuego. Este proceso garantizará una cifra exacta de la superficie forestal destruida.
La tragedia de este incendio se profundiza con la confirmación de la muerte de dos personas, Abel Ramos, de 35 años, y Jaime Aparicio, de 37. Ambos fallecieron a causa de las heridas sufridas mientras participaban en las labores de desbroce y contención del fuego en la localidad de Nogalejas, León. Sus sacrificios resaltan el grave riesgo que enfrentan quienes luchan contra estos implacables fenómenos naturales.
A pesar de la magnitud del desastre, ha surgido un rayo de esperanza. Las condiciones meteorológicas favorables durante la última noche, combinadas con la incansable labor de los equipos de extinción, han permitido que el director técnico de la operación, Manuel Moreno, expresara un “relativo optimismo” sobre la evolución del incendio. Actualmente, no se observan llamas activas en el perímetro, lo que sugiere un posible control de la situación.
Sin embargo, la cautela se mantiene, especialmente ante las previsiones meteorológicas para los próximos días. Se esperan rachas de viento de hasta 40 kilómetros por hora con dirección variable, lo que podría reavivar las llamas y complicar las tareas de control. A pesar de que las intensidades del viento serán menores que en jornadas anteriores, el riesgo de propagación sigue siendo una preocupación latente.
Este evento se suma a una lista de grandes incendios que han marcado la historia de España. El incendio de Tábara, también en Zamora, que en 2022 calcinó 34.921 hectáreas, y el de Minas de Río Tinto, entre Huelva y Sevilla en 2004, con 29.867 hectáreas afectadas, son ejemplos recientes de la vulnerabilidad de la península ante estos fenómenos. Además, el incendio de Cortes de Pallás en Valencia en 2012, que destruyó 28.879 hectáreas, y otro evento en Ferreras de Arriba, Zamora, en 2022, con 28.046 hectáreas arrasadas, demuestran un patrón recurrente de grandes incendios en la región.