El pasado lunes 28 de abril, un incidente sin precedentes afectó al sistema eléctrico nacional, dejando a millones de personas sin suministro durante varias horas. Aunque las autoridades tardaron casi dos días en ofrecer una explicación preliminar, se confirmó que la causa no estuvo relacionada con ciberataques externos, como inicialmente se temía. En cambio, expertos mencionaron un repentino descenso de quince gigavatios en tan solo cinco segundos, lo cual forzó a desconectar la red ibérica para prevenir daños mayores. Este evento ha generado preocupación y debate público sobre la seguridad y eficiencia del sistema eléctrico.

La presidenta de Red Eléctrica, Beatriz Corredor, reunió a su equipo directivo para abordar la situación internamente antes de emitir declaraciones públicas. Durante esta reunión, transmitió un mensaje enfocado en la calma y la necesidad de tiempo para investigar exhaustivamente el incidente. Según fuentes cercanas, Corredor destacó la importancia de aislar a los equipos técnicos de presiones externas y permitirles trabajar sin interferencias. Además, subrayó la confianza en los procedimientos establecidos, aunque reconoció que podrían requerirse ajustes o mejoras conforme avance la investigación.

En el ámbito interno, el ambiente refleja tanto solidaridad como perplejidad. Los empleados han mostrado apoyo incondicional hacia sus colegas responsables de los procedimientos operativos, ofreciendo ayuda constante incluso en tareas triviales. Sin embargo, también existe un sentimiento de tristeza, similar al de quienes ven algo valioso romperse irreparablemente. Este evento será objeto de estudio en escuelas de ingeniería eléctrica debido a su magnitud y complejidad. La lección principal es clara: la tecnología moderna, aunque avanzada, sigue siendo vulnerable a fallos imprevistos, subrayando la importancia de la investigación rigurosa y la preparación continua para enfrentar futuros desafíos.