El pasado martes 13 de mayo, el estadio St. Jakobshalle en Basilea se convirtió en el epicentro del talento musical europeo con la celebración de la primera semifinal del certamen Eurovisión 2025. Este evento marcó un hito importante en el camino hacia la gran final prevista para el sábado 17 de mayo. En esta etapa crucial, quince naciones compitieron por asegurar una de las diez plazas disponibles para avanzar al siguiente nivel. Entre los participantes destacaron Suecia con su homenaje a la tradición finlandesa, Estonia con una actuación innovadora, y Noruega con un impactante contraste visual.
Uno de los momentos más memorables fue la presentación de KAJ, el grupo sueco-finlandés que representó a Suecia con una canción titulada Bara Bada Bastu. Esta pieza festiva, llena de humor y referencias culturales, marcó la primera vez desde 1998 que Suecia presentaba una canción en su idioma nativo. La banda logró captar la atención del público con elementos escénicos únicos como una salchicha gigante, efectos pirotécnicos, un bosque animado y juegos láser.
Estonia también dejó huella gracias a Tommy Cash, quien interpretó Expresso Macchiato. Su actuación incluyó una coreografía creativa donde aparecieron guardias de seguridad cargando al artista en volandas. Este momento emocionante ayudó a consolidar la cuarta clasificación consecutiva del país báltico en el festival.
Por otro lado, Países Bajos apostó por Claude Kiambe con una balada francesa titulada C’est la vie. El minimalismo escénico, acompañado de violinistas y bailarines contemporáneos, realzó la emotividad de la interpretación. Ucrania, representada por Ziferblat, añadió un toque retro con trajes inspirados en los años setenta y una puesta en escena vibrante con luces neón rosadas y verdes.
Otras actuaciones notables incluyeron a Albania, cuyo dúo Shkodra Elektronike combinó sonidos tradicionales con electrónica moderna; Polonia, donde Justyna Steczkowska regresó treinta años después con una interpretación épica suspendida en el aire; y Noruega, cuya balada pop Lighter de Kyle Alessandro creó un ambiente postapocalíptico mediante columnas de piedra y montañas proyectadas.
Finalmente, Portugal envió a NAPA, originario de Madeira, con una emotiva canción sobre nostalgia; Islandia inauguró el festival con VAEB, un dúo marino lleno de energía; y San Marino rindió homenaje a Italia con Tutta l’Italia, una producción visual repleta de iconografía romana.
Con estas actuaciones vibrantes e innovadoras, la primera semifinal de Eurovisión 2025 demostró ser mucho más que un concurso musical: fue una celebración de la diversidad cultural y artística de Europa. Los países clasificados no solo mostraron sus habilidades vocales, sino también su capacidad para crear experiencias visuales inolvidables que prometen mantener el interés hasta la gran final.