Un alimento tradicional del sureste de México, los tamales de chipilín, han adquirido una prominencia significativa en los últimos años. Estos deliciosos platillos, originarios de Chiapas y Tabasco, se preparan con masa de maíz mezclada con hojas de chepil, una planta común en la región. La influencia del expresidente Andrés Manuel López Obrador ha contribuido a su creciente popularidad, destacando su valor cultural y culinario durante eventos oficiales y conferencias. Para el próximo Día de la Candelaria, se espera que se preparen y vendan millones de estos tamales, reflejando su importancia en la gastronomía local.
La historia de los tamales de chipilín se remonta a las comunidades indígenas de Chiapas y Tabasco, donde esta preparación ha sido un pilar de la cultura culinaria por generaciones. Este platillo no solo es apreciado por su sabor único, sino también por su valor nutricional, ya que las hojas de chepil son ricas en hierro, calcio y antioxidantes. Durante el proceso de elaboración, la masa de maíz se mezcla con caldo de pollo y manteca de cerdo, a lo que se le añaden las hojas picadas antes de envolver todo en hojas de plátano y cocer al vapor. Esta técnica confiere a los tamales una textura suave y un aroma inigualable.
El papel del expresidente López Obrador en la promoción de este platillo ha sido crucial. Su natal Macuspana, en Tabasco, es uno de los epicentros de la producción de tamales de chipilín. A través de sus conferencias matutinas y giras por el sureste del país, AMLO ha resaltado la importancia de preservar las tradiciones culinarias locales. Además, su preferencia personal por este alimento ha ayudado a aumentar su visibilidad tanto a nivel nacional como internacional. Los tamales de chipilín han comenzado a aparecer en ferias gastronómicas y menús de restaurantes especializados, lo que demuestra su creciente aceptación fuera de su entorno original.
Más allá de su reconocimiento en eventos públicos, los tamales de chipilín siguen siendo una parte integral de la identidad cultural del sureste mexicano. Su consumo durante festividades importantes, como el Día de la Candelaria, subraya la importancia de mantener vivas las tradiciones regionales. Con una previsión de venta de 35 millones de piezas para el próximo 2 de febrero, estos tamales representan más que un simple alimento; simbolizan la diversidad culinaria y cultural de México. Su creciente popularidad es un testimonio de cómo los sabores auténticos pueden trascender fronteras y conquistar corazones.