La destacada modelo Helen Lindes ha compartido recientemente en sus redes sociales una preocupante experiencia personal: la pérdida repentina de visión. En su publicación, se cuestiona si este fenómeno podría estar relacionado con el tercer parto y posparto que acaba de vivir, o si es simplemente un efecto derivado de la edad o cambios hormonales. Para abordar esta inquietud, consultamos al Dr. Javier Hurtado, especialista en oftalmología del Instituto Nacional de la Visión de Madrid. Según él, cualquier problema visual en esta etapa debe atribuirse principalmente al embarazo antes que a otros factores como la edad.
El Dr. Hurtado explica que existen tres posibles razones detrás de este tipo de síntomas. La primera sería un aumento en la fatiga ocular, algo común conforme avanza la edad pero que puede haber sido desencadenado por el embarazo. Otra posibilidad es una modificación temporal en la miopía. Muchas madres experimentan un incremento en su miopía durante el embarazo, aunque esto suele revertirse tras finalizar la lactancia. Por último, menciona la posibilidad de una disminución transitoria de la visión debido a alteraciones en el flujo sanguíneo hacia la retina.
En detalle, el primer escenario describe cómo las mujeres pueden notar dificultades para enfocar objetos cercanos. Este fenómeno no es exclusivo del embarazo, pero éste actúa como un catalizador. Respecto a la segunda hipótesis, el especialista recalca que la variación en la miopía durante el embarazo suele ser leve y reversible, lo cual contradice creencias populares sobre complicaciones permanentes. Finalmente, el tercer caso implica problemas circulatorios temporales que podrían afectar la visión, comparables a la sensación de vértigo al levantarse rápidamente.
Además, el Dr. Hurtado subraya la importancia de consultar a un oftalmólogo ante cualquier cambio significativo en la visión, incluso durante el embarazo o el posparto. Las evaluaciones oftalmológicas son seguras tanto para la madre como para el feto, y no interfieren con la lactancia. A través de estos exámenes, los profesionales pueden identificar y gestionar diversas alteraciones sin necesidad de técnicas invasivas ni radiaciones.
No obstante, el especialista aclara que aunque la pérdida repentina de visión no es común después del parto, ciertos cambios metabólicos e hormonales inherentes al embarazo pueden influir en la salud ocular. Estos cambios incluyen aumentos en la miopía, engrosamiento de las venas oculares, reducciones en la presión intraocular y mayor sequedad ocular. En casos más graves, también pueden surgir hemorragias retinianas o empeoramientos de condiciones preexistentes como la diabetes.
Para prevenir estos problemas, el Dr. Hurtado recomienda medidas específicas para las mujeres embarazadas y nuevas madres. Entre ellas están las revisiones periódicas para quienes padecen hipertensión, diabetes o glaucoma, así como el uso de lágrimas artificiales en caso de ojo seco. También destaca la importancia de evitar ajustar gafas o someterse a cirugías refractivas durante el embarazo y la lactancia, dado que la graduación puede fluctuar considerablemente.
Helen Lindes ha puesto en relieve una preocupación compartida por muchas madres. Su testimonio sirve como recordatorio de la complejidad de los cambios físicos que experimentan las mujeres durante y después del embarazo, especialmente en términos de salud ocular. Con orientación profesional adecuada, es posible manejar estas situaciones y garantizar un bienestar óptimo tanto para la madre como para su bebé.